Después de ir presentándose en sociedad con dos single, GØGGS debutan en largo con un disco homónimo a través de In The Red Records, que reúne lo mejor de la casa de Ty Segall, Chris Saw y Charles Moothart.
El trío arranca con un caos sonoro, que se corta para meterse en el bucle punk garagero de fuzz electrificado que es 'Falling In', la cual eleva los vocales de Chris hasta convertirlo en el macho alfa que entona el mea hooligan, encargándose este junto a Charles de las cuerdas, esperando Ty sentado en la batería a que llegue 'Shotgun Shooter' y sacarle todo el partido a sus baquetas, lo que se transmite en una velocidad mayor, todo con el afán de que su sonido abrasivo agite a cualquiera que preste sus orejas al disco, por lo que no dudan de infestarlo todo con unos riffs a modo de anguila eléctrica.
Con 'She Got Harder' y 'Needle Trade Off', logran sacar todo el fuzz que llevan dentro, con las guitarras The Muggerianas adheriéndose al rollito Ex-Cult, con un sonido muy DIY que atiende a la calma que en este caso, precede a la tempestad que es 'Smoke The Würm', sonando más tenebrosos que nunca, pero eso sí, sin perder ese espíritu garagero fuzzero que los caracteriza, por mucho que la situación tienda a alienarse.
'Gøggs' sabe como convertir a la gente a su religión, primero lavándoles la mente con algo de distorsión y luego ofreciéndoles un ritmo amable en loop que haga que no se te escapen, para después de un rato, empezar con las consignas y rituales de iniciación, las cuales incluyen los ritmos espaciales de 'Assassinate The Doctor', que son capaces de triturar el cerebro de cualquiera y someterlo a su imagen y semejanza.
'Future Nothing' se sobrepasa con el control y el bajo, cruzando esa línea en la que el miedo impera solamente por la diversión de sus miembros, cuya gracia pagan con creces en 'Final Notice', cambiando las tornas, siendo ahora ellos los sufridores de su propia medicina, recibiendo dolor, destrucción, y finalmente la muerte, contribuyendo la solemnidad de 'Glendale Junkyard' a esta última causa, elevando nuevamente a The Muggers a los altares del funeral en el que se ven inmersos, disparando al aire con sus riffs garageros en señal de luto.