Sandra y Sara, Sara y Sandra, o como ellas mismas se definen instrumentalmente, guitarra y batería, batería y guitarra, ya que el resto lo pone su EP debut homónimo, o sea, Pelícana, desde su residencia en Madrid, facturando un rock enrabietado en sí mismo ya desde el comienzo que es 'Antípodas', apabullando la fuerza vocal que contiene, con un aquí estamos nosotras y vamos a comernos el jodido mundo, a pesar de que su lírica diga lo contrario a veces las haga casi echarse atrás.
BALA y Deap Vally se entrecruzan en la mente, ya que al igual que las primeras, se mantienen en la cresta de su ola, mientras que de las segundas toman esos zascas que hacen que en menos que canta una pelícana te la han liado con un rock garagero de cheerleader, lo que ellas llaman 'Camino', invitando como harían The Coathangers a no quedarse quieto nunca, a expresarse hasta recoger los frutos que uno siembre, pudiendo costar más de lo normal el pasito a pasito, como el hecho de llegar a publicar un primer EP, por ejemplo.
'29' se refugia en el stoner y en el punk de altas pulsaciones para combatir el último recuerdo trabajadora vs jefe que no deja de estar presente en sus mentes, aprovechando esa posición débil en la que una de ellas se encontró para demostrar que no hay ni un ápice de ello, y menos frente a un hombre, sacando por ello su vena política feminista a través de 'Catástrofe', donde las frases machistas que una mujer debe soportar se repiten una y otra vez, estando obligadas por ello a apretar los dientes, de ahí que en 'Rugido' se suelten la melena, dejándose acompañar por un rock eléctrico que casi dejan en un segundo plano, con un riff en modo loop, que sumado a la travesía otoñal por el bosque de vocales casi esquizofrénicos que es 'Puñal', no deja títere con cabeza, saboreando las mieles de la venganza que se han tomado en frío.
Foto por Paula Méndez
