Astute Palate - Astute Palate

Estás leyendo "Stone Free", la obra que repasa los nueve mejores meses de Jimi Hendrix, y de repente Astute Palate empiezan a cautivarte, o mejor dicho, su álbum debut homónimo, via Eternal Soundcheck, siendo 'Dip In The Tussle' una intro enfermiza de corta duración que obliga a 'No Queen' a poner la vista aún más en el LSD y el punk vocal, llenándose el ambiente de testosterona gracias al viaje de riffs que ofrecen, elocuentes con la precisión y maquiavélicamente elaborados a lo Ty Segall o (Thee) Oh Sees, volcando a través de su espíritu, una suerte de rock distorsionado por obra y gracia de un fuzz categótico que es el espejo de su ímpetu, encajando el golpe psicodélico 'A Little Proof' con un tono country que podía haber iniciado cualquier serie de los 90's, de ahí el emplazamiento de su efectividad al asociarlo con un garage 50's, que exporta su energía por el universo setentero al sentirse liberado de toda restricción, dictaminando así una deuda con Shadow In The Cracks.

De 'Stall Out' emerge una soledad, soltura y concentración en si mismos tal, que las cuerdas no pueden hacer más que englobar una armonía cariacontecida, desarrollando un viaje espiritual cuyo entramado polifacético acaricia los 60's cuando sus dedos se alargan por todo el rango frecuencial, meritoria forma de ponerlos acorde con los clásicos, festejado con un noise que marca la casilla de salida de su entramado musical, posición desde la que 'Bring It On Home' orquesta, con paciencia infinita, su jaque mate definitivo, mostrando un desasosiego que no necesita inspiración divina para acabar alcanzando el nirvana tras hacer imperar un jazz experimental, el cual, manifiesta estar listo para soñar con un rock'n'roll que dice las cosas mirando a los ojos, tramando una concordia resolutiva que 'Loose Wings' celebra encaramándose a un blues da armas tomar, incendiario hasta el punto de renovar sus votos con el anticiclón instrumental que es 'Treadin' Schuykil', capaz de impregnar con su sensibilidad el límite de la sobriedad, antes de proceder a marcar territorio a través de la llamada de semental a sus pretendientes, dejando claro que su desparrame enérgico debe ser considerado como una obra de arte presencial meteórica y a pie de calle.