Baby Tyler - Imposter

El LP debut en formato cassette de Baby Tyler, dejando el lo-fi más extremo de lado, lleva por nombre "Imposter", via Tetryon Tapes / Feral Kid Records, poniendo el artista de Wisconsin el punk y el rock a lomos de 'Failing Now', recibimiento abrasador que se mete en un ruido en el que el 'Body' no le aguanta el ritmo, de ahí que su estilismo se inserte en el micrófono, liberando una furia que, en primer momento, parecía no afectar al post-punk de base, pero una vez metidos en terreno cordal, chispazos de distorsión se rebelan contra su propio ser, preguntándose 'Wanna Change?' y contestándose que no metaleramente, poniendo toda la carne en el asador del pogo que el mismo ha generado, desestabilizador contemporáneo que agudiza el oído ante el 'General Disappointment' que de un tiempo para acá, asalta el capitolio de los más jóvenes, refinando su crudeza a través de un roll que hace ver las cosas algo más positivas que su relato, algo de lo que recela el tema que da nombre al álbum, garageando salvajemente para que el pesimismo sea el santo de su devoción y de la nuestra.

En un estado de plena efeverscencia depresiva, 'Running Circles' sigue atacando a cuchillo esos puntos de bajón que solo parecen tener remedio si lleva la liberación total, cruzándose así de buenas maneras la locura de 'Tree In The Road', accidente instrumental que tiende a pensar en el espejismo que ello supone por las subidas y bajadas que en él se manifiestan, quedando claro que el diablo está también presente en 'Temporary Housing', llegando el egg-punk para quedarse, ya que el resto de elementos comprendidos en su interior no son más que 'Overwhelming Opinions', remanso de paz en tiempos anteriores al internet de las cosas, lo que es aprovechado, whisky en mano y Santana en la sala, por una pildorita de intensidad que quiere más, léase 'Another Direction', aunque en realidad es un déjà vu del objetivo del estadounidense, quien sigue agitando la coctelera para que descubramos su lado más hardcore, viciado por sonidos frecuenciales que no son de este mundo, vacío que 'E.E.L.' refleja en ese quiero y no puedo, quedando finalmente en una celebración hermanada en la que ya está todo dicho.