Motel Mozaïque'17

Cuando Mouses tocaban en Bélgica un día antes, el contador del festival del Motel Mozaïque tenía que esperar al Sábado para que este empezara a funcionar, y lo hacía con The Sweet Release Of Death, o lo que es lo mismo, un noise triturador de pasiones que viven de unos vocales que viven a matacaballo entre el emo-pop y el punk más reacio a ser juzgado, haciendo de la bestia una bella a la que escuchar con los oídos bien abiertos, ya que el ataque al corazón puede que venga en cualquier momento y no puede pillar a nadie por sorpresa.

Roelie Vuitton, el hombre con el apellido de modelo de bolsos de su primo Louis, se decanta, desde su Groningen natal, por un ritmo incandescente que aglutina trap, hip-hop, rap y future R&B de nueva ola, con una voz, la suya, perfecta para el multiestelismo de él y de sus tres secuaces, bajo, batería y teclados, con'Groot Hart' ejerciendo de obra maestra bien conocida por el público holandés, donde 'Super Nintendo' hizo valer ese estribillo pegadizo que incluye su propio título en él, para meterse aún más a la gente en el bolsillo, terminando de rematar la jugada y parapetarlo con 'Warm'.

El sol hace más fácil este tipo de conciertos, y con lo visto anteriormente, Animistic Beliefs ya tenían el camino allanado, pero para alisarlo del todo ellos debían poner su granito de arena, y lo pusieron en práctica a través de un live de culto solo apto para los más sibaritas, retorciéndose su estilo consigo mismo gracias al dúo que jugaba con esa ventaja que da el ser local, haciendo sonar toda su cacharrería para elevar su electrónica al hipnotismo comunitario, y vaya si lo lograron, ya que los microsonidos que componen su paleta artística se tradujeron en momentos de made in Border Community, yendo de ahí hacia delante hasta alcanzar cotas más duras, con un final apoteósico en el que los sintetizadores modulares funcionaron a tiempo completo entrando de lleno en un loop que parecía recaer en un minimal techno que quedó a al gente con la miel en los labios.

Ya en la Rotown, Whispering Sons llenaron de oscuridad la sala, ahondando en el final de los 70's y principios de los 80's, envolviéndola en un post-punk que dejaba ver claramente que su cantante, Fenne Kuppens, es una fiel devota, contorneándose a su manera, poseída por el espíritu de Ian Curtis mientras su banda se permitía el lujo de traer a unos Joy Division del s. XXI a la sala, dejando claro en "Endless Party", su álbum debut, que todo lo que sale de él proviene de sus manos, basándose en el esplendor de los belgas, que saben como sacar brillo a toda su instrumentación y golpear en los punto débiles a los temas, para que por la obra y gracia del sintetizador .

El siguiente acto fue ver a la delegación española alias MOURN en directo, después de haberles visto hace algo menos de un año en el Best Kept Secret Festival y alguno más en el Eurosonic Festival, y la historia se volvió a repetir, marcándose un bolo de esos que quita el sueño, jugando con la confianza de quien tiene un par de álbumes en el mercado y unos cuantos conciertos a sus espaldas, así que como les dije a ellos después de acabar, van sobrados y directos a la cima, tocando canciones de aquí y allá, disfrutando como niño con zapatos nuevos de 'Your Brain Is Made Of Candy', cantando a destajo 'Otitis', flipando el público con el tono The Wytches que emplean en 'Silver Gold', la canción más weird de su repertorio, como bien definen ellos.

Después de una Homie Burger y antes de volver a hacer los 218km. de vuelta, lo que apetece es clausurar el evento con IDLES, con su álbum debut bien calentito en el tintero, con un título, "Brutalism" que no da opción a imaginarse que por aquí gambeteen pop, folk y country, más bien hardcore grindcoreado en donde canciones como 'Mother' destacan también por el hecho de llevar Joe, su cantante, a su madre al pedestal más alto que uno pueda imaginar, y es que a pesar de que el título haga justicia con las canciones, el corazoncito no se lo quita nadie, aunque cuando este se esfuma, el militarismo de 'Divide & Conquer', la metalurgia de 'Well Done' o el desorden emocional de 'Date Night' muestran su cara más politícamente incorrecta, esa que odia el Brexit, Trump y la homofobia, ganando la noche aún más si cabe, con estas bestias enciman del escenario y fuera de él, ya que guitarrista y cantante no dudaron en mimetizarse con el público para bailar a ritmo de pogo o montarse su propio espectáculo teatral con el que uno no puede despedirse sin fundirse en un abrazo con sus protagonistas.