Sistertalk es uno de los invitados de honor a la prestigiosa fiesta de la revista DIY, la Hello 2018, y si nadie lo remedia, van a tener en su poder el dar un golpe en la mesa en lo que a estilos se refiere, ya que en uno de los pocos temas que osan a presentar en exclusiva en directo, y cuyo nombre no ha transcendido, el quinteto de Londres todo trajeado, se inmiscuye por los prolegómenos de un dream-pop demencial que tiene un par de picos rockeros que, con la algidez del último, dan lugar a un jazz post-traumático psicodelizado que tiene al teclado al Tom Odell más desquiciado jamás visto, el de 'Another Love', y aunque el ritmo baja, la caza de brujas de The Wytches retorna todavía más desatada en su final, lo que desata pasiones entre los asistentes a un espectáculo que data sus inicios en Febrero del ya año pasado.
Actualización: la locura de su directo se traspasa al estudio gracias a 'Vitriol', single debut en el que unos gritos de terror dan la bienvenida, destacando por encima de ellos la soberanía jerárquica de shame a los vocales, amenazando los prolegómenos una caza de brujas protagonizada por las cuerdas, cuyo sonido se acopla en la locura para atraer a su ser una losa histriónica de industrialidad sintética, esa perteneciente al siniestro club en el que Ho99o9 ejerce como anfitriones, acabando así por enterrar cualquier opción de ver una puesta de sol, por mucho que el dream-pop metalizado se oponga a ello, terminándolo de rematar esas situaciones de infantilidad xilofonal que miran de reojo al Joker y sus más allegados.
Actualización: la locura de su directo se traspasa al estudio gracias a 'Vitriol', single debut en el que unos gritos de terror dan la bienvenida, destacando por encima de ellos la soberanía jerárquica de shame a los vocales, amenazando los prolegómenos una caza de brujas protagonizada por las cuerdas, cuyo sonido se acopla en la locura para atraer a su ser una losa histriónica de industrialidad sintética, esa perteneciente al siniestro club en el que Ho99o9 ejerce como anfitriones, acabando así por enterrar cualquier opción de ver una puesta de sol, por mucho que el dream-pop metalizado se oponga a ello, terminándolo de rematar esas situaciones de infantilidad xilofonal que miran de reojo al Joker y sus más allegados.
