Lying Down aparecen de la nada para, desde su base en Brisbane, comerse un mundo donde garage, rock, punk y fuzz, se entremezclan en lo que es su álbum debut "De Rigueur", publicado gracias al sello francés Hidden Bay Records (mismo que pago tributo a Tom Knights de Lunar Quiet), empezando con el tema que da nombre a la banda y que a Lachlan Airey, Siena Hart, Conor Claffey y Alistair Taylor, les vale para ir poniéndose a tono, a través de una introducción industrial que centra su pose en la electricidad de los riffs de sus cuerdas, para, y de la nada, volcar sus vocales a lo Joe Galarraga (Big Ups), con un desgarre punk mayor al de Nueva York, a imagen y semejanza del escaso valor que se le da a su lírica, tristeza a la que sucumbe en sus primeros compases 'Late Morning', levantándose con una ola de noise creada en base a las distopía de la instrumentación, para despeñarse por el barranco del grunge y descubrir así las maldades que están dispuestos a hacer para ser entendidos.
'Betty And Barney' templa la situación con un rock maniatado de pies y manos, por lo que basa su poderío en su fuente de inspiración vocal, esta vez a dos bandas y sin que sirva de precedente, donde la una le hace ver al uno que toda su palabrería se puede traducir en angustia, entendiendo por ello que 'A Door' no vea la luz al final del túnel del desamor, ni siquiera al principio, cayendo la depresión en una corriente instrumental que corta las venas de sus muñecas con precisión milimétrica, viendo como su último 'Breather' es suficiente para levantarlo del suelo ante la posibilidad de esa muerte real que a punto les ha llegado a costar, seducido por un stoner rock que aviva el punk de sus adentros al darse cuenta de la magnitud de sus actos, los cuales deben ser medicados para caer en el olvido de 'Remember', y así ver todo desde una perspectiva que parece imaginaria, y con la que 'Pure Gravy', juega casi noqueada para hablarse a si mismos en tercera persona en lo que supone un acto de reprocharse sus propios errores.