Co-op

Los canadienses Co-op se refugian en un post-punk arraigado en los bajos fondos, esos en los que para entrar hacen falta un par de ibuprofenos, ya sea por el lo-fi de su primera cassette, titulada homónimamente, o por la segunda, donde la limpieza del estudio choca con unas cuerdas que viven en una depresión constante de aspecto bucólico y desangelado, lo que en cierta manera, se podría aplicar a todo el conjunto, con 'What Is Said' abriendo dicha ceremonia, donde la oscurantez setentera de los vocales de Evan Gray, choca de forma disuasoria con respecto a las frecuencias de las cuerdas de su guitarras y las del bajo de Liam Shiveral, poniendo Stefen Ursulan la cordura temporal a través de sus baquetas, llegando al punto de ver como Preoccupations se mimetizan en ese entorno de melodía de la familia Addams, creado a inconsciencia por el pitido post accidente que arrastra 'Don't Turn The Page' en sus inicios, con las luces de un devenir en donde lo mejor es vérselas cara a cara con el destino, pintándolo de un negro mate con las últimas fuerzas que parecen quedarles, pero la vena Ought corrompe cualquier atisbo de decadencia en la desgracia, aquí y en 'The Last Time', trayéndose el son de los 50's para bailar durante un amanecer que dispersa el conglomerado de estrellas a la par que calienta el ambiente a base de riffs que encierran el sentimentalismo que Jimi Hendrix provocó en Woodstock del 69, afrontando 'Golden Hand' su particular love & peace con la voz encarnada de un Lois en solitario que busca salir de la nublada oscuridad de su cueva, pero las constantes acometidas de la tormentosa instrumentación en 'No Witness', lo hacen del todo imposible, más si cabe cuando se le junta 'Perimeter'.

Bajo el nombre de "2nd View", la publicación de mismo número para su cuenta personal, puede parecer que va a cambiar la cosa drásticamente, pero qué va, ni de lejos, aunque hayan dejado atrás la niebla que los caracterizaba al meterse en el estudio y claudicar en tareas como grabación y masterización, no así en la mezcla, donde Stefen se ha encargado también de que el sonido de 'Effort' brille como el noise que le sigue a la calma post-punkiana de cantautor, en la que se ve atrapada 'New Motive Power', aunque aquí los entresijos de un garage ensuciado reclaman su espacio urbano, al tiempo que Evan rinde pleitesía a Ian Curtis en el tema que da nombre al álbum, generando un trocito de la atención que el de Manchester podía llegar a acumular en directo, con el mundo escuchándole boquiabierto esperando que él mismo se deleitara con sus bailes, acompasados por la balada de borrachos que es 'Living', donde la percepción del espacio tiempo se tambalea por la psicodelización reverberada de las cuerdas, una falta de ánimo en toda regla de una abatida 'Favorite Son', golpeada por la manutención de un estilo al que se deben, el cual resurge, en la pista de baile también, con 'Spear Of Desire', acercándose dulcemente a las sintonías de todas las bandas nombradas anteriormente, creando un futuro a tres, del que se espera que pronto se traduzca en un álbum debut.