NOTS publica "3", via Goner Records y Upset The Rhythm, álbum cuyo título reivindica la obviedad de que éste es su tercer álbum, y también, que desde ahora, son tres las componentes de la banda, habiendo dicho adiós el año pasado Alexandra, por lo que Natalie, Charlotte y Meredith, se han tenido que hacer cargo del sinte que hasta entonces no era de su propiedad, pero tal y como muestra 'Low' en su arranque, el universo de las de Memphis sigue intacto, a lo que se suma su característica oscuridad y los compases cordales, maníacos a la vez que reverberados para apestar fuzz a su alrededor, con la voz de Natalie entrando de forma extraoficial en 'Woman Alone' para avisar del corrosivo peligro que presenta el sinte, mudando de piel para convertirse en pleitesía de King Gizzard & The Lizard Wizard, calibrando la luz del día a la de la noche con una rapidez bucólica de la que se hacen eco también las cuerdas, ennebrando todo con aguja fina 'Floating Hand', cuya electricidad, en su empeño por propagarse, axfisia a la psicodelia psicotrópica con un post-rock tribal que deja alucinarse sintéticamente, llegando la cosa a niveles de epilepsia debido al entrecruzamiento que se produce entre las luces estroboscópicas y su propio ego.
'In Glass' sigue a vueltas con el rock, aquí acelerado químicamente de forma garagera, atendiendo a las razones sociales de los 60's y 70's, manteniendo el estado de excitación en niveles que, el monstruo de síntesis desarbolada ochentera ya ha alcanzado, habiendo empleado técnicas de seducción sci-fi no detectadas que se llevan también el gato al agua en 'Persona', aquí más por la sensualidad del baile y la utilización de las baquetas en toda su extensión, con un discurso basado en un post-punk resentido que aprieta los dientes para demostrar que es capaz de causar el mismo impacto, interludio auditivo para que 'Half Painted House' tome las riendas estilísticas, optando por volver terrenalmente a su particular genocidio de insumisión, cooperando una derrame frecuencial sintético que es un ir y venir y que basa su demencia en constantes repeticiones que tiñen de gris el ya de por sí árido ambiente.
'Rational Actor' desborda claqué sintético en el empiece de su cruzada contra lo racional, película estupefaciente suya en la que lo más factible es que a uno se le volteen los ojos al tiempo que deja el caballo osciloscópicamente regalado en manos de 'Far Reaching Shadow', interludio atemorizante que en las malas manos de Hannibal el canibal, es utilizado para acordonar sus últimas palabras, siendo 'Surveillance' el buscador de respuestas cuyo detector maléfico se dispara a contrareloj antes de que el sujeto en sí, empoderado de riffs garageros y disociación evolutiva vocal, caiga en manos del tropicalismo fuzzero de 'Built Environment', lo que provoca que su alma se empañe de una baja fidelización, red de arrastre desafiante que se aprovecha de la electrónica para despilfarrar riffs a diestro y siniestro, hasta vaciar su contador de voltaje y dejarlo a cero.