Sapphire Blues han venido para que, por las calles de Bristol, suene ese estilo suyo que junta en 'These Streets' a King Krule y un post-punk de nueva ola al que no faltan microsonidos melancólicos (gaviotas y disparos) que son acentos puros para los vocales de un Sam Lance Jones que se mete en la piel de Archy Ivan Marshall, estando estos en comunión con lo que consiguen las manos del frontman a la guitarra, las de Harry Beaver al bajo y las de Chris Thompson a la batería, llevándose una buena dosis de fuzz catatónico que les hace alcanzar la libertad gracias a llegar a perder por ello la cabeza, momento en el que entra al trapo 'Nowhere Fast', la cual sigue empeñada en poner de relieve al de Southwark, ahora con un toque lo-fi y botella de whisky en mano, capaces ambos de crear un clima en el que la rotura de las cuerdas vocales se convierte en un bien preciado en el que hasta la melancolía tiene su punto de agrado, animadversión que la coreografía encima de la barra corrompe con el desvío de sonido de las cuerdas para ponerlas en un plano subyacente que consigue rematar la teoría del caos.