Las alcantarillas vienesas albergan a Peace Vaults y su EP debut homónimo, donde el punk y el black metal arrojan piezas como 'Fortress', erizándose el cabello con esa anarquía cordal tan bien llevada por entre las sombras de un garage electrificado por el bienestar de los vocales, artistas principales que desencadenan un estado de emancipación mental, con el que se les abren las puertas de un sanatorio iluminado por ese momento en el que un dream-pop esquizofrénico les lleva por la amargura, golpeándola con otro envite para así pagar a 'Schism Spell' con la misma moneda, coronando esta corona su estilismo genérico al volver locos a sus integrantes con sus principios, acelerando para acallar esas voces que se reproducen en la cabeza de A. T. y R. F., quienes se persignan antes de caer al vacío con 'Bitter Mirth', post-punk totalitario que se reproduce bajo los cánones establecidos, llegando el miedo interpuesto por 'Brilliant Mass' a través de una rueda que gira entorno a la caja rítmica sintetizada de Bad Breeding, frenándose en seco con un rock que anticipa una segunda vuelta llena de plegarias que no respeta 'A Messenger Came To Me In A Dream', volcada en sus elogios metaleros de crudeza instantánea, los cuales no cesan su empeño en apostillarse por encima de cualquier resquicio de una vida pasada mejor.
