El debut en largo o en corto de Throwaway, "Hand That Takes", via FPE Records, es una de las sorpresas del año para quien suscribe, y es así porque el proyecto de Kirsten Carey computa una locura estilística que es un orgasmo en sí mismo, representando la 'Intro' un fin del mundo garagero en el que los vocales está para pedir caramelos en Halloween, dejando de lado esa dulzura no fingida en 'Glitch Mob' para convertirla en un punk reivindicador que mete el miedo en el cuerpo con la mirada, con tiempo para concentrar sus fuerzas en una furia que se sale del radar con un art rock de 8 bits quasi satánico que clama una venganza cobrada en 'Kyubabe', sombra de ojos acorazada por un cinismo embebido en riffs de tres al cuarto que no quieren mostrarle al mundo su mensaje, dejando que su caída doom a los infiernos sexuales sea la voz de la experiencia de una 'Cute Frankestein' venida a más por el énfasis hepático de ese noise a cargo de ella misma a la guitarra y la ayuda extra que recibe de amigos como Ami (voz) y las baterías intercaladas de Jonathan Taylor y Oliver Dobrian, quienes nos lavan el cerebro con unas '(News Bulletin)' que anuncian el apocalipsis godzillístico de su enfrentamiento con 'DINOSAUR.', cortando el aire del ambiente el rapapolvo de post-punk desviado en el que los gritos recuerdan a los de Julia Kugel-Montoya (The Coathangers), sentimentalismo perdido al querer conseguir su 'Six' pack particular, hablando el alcohol por ella desde un mundo exterior en el que parece ponerse en la piel de su otro yo, más mezquino, fantasía en la que su ser acaba definitivamente perdido a los pies de 'Outro'.
📷 The Ottolab