Tras unos años sin asistir al festival, las ganas de encarar los 3 días de MOMO, así como encontrarme con amigos en mi Rotterdam querida, marcaron el arranque del festival, poniendo la alfombra roja Tony Njoku y la festividad de todos los santos que se montaron Black Country, New Road y amigos, juntándose un buen puñado de artistas de la escena emergente, entre ellos, Dana Margolin, cantante de Porridge Radio, orquestados todos ellos por el frontman de los ingleses, Isaac Wood, quien manejaba a su antojo las directrices que debían seguir el resto, como cantar acapellas, hacer la perfomance sonora de un gráfico, centrarse en solo cuatro tonos, así como la obligación de interpretar todos un mismo tema, recayendo en 'Hey Jude' la conjunción junto con el público como colofón de fiesta del primer día.
El segundo día comenzaba en el patio de recreo, montado por primera vez para dar cabida a los conciertos gratuitos de mediodía, dando cabida a artistas, charlas referentes al sector, así como tours guiados, llegando así la hora de volver a ver a Black Country, New Road, en formato concierto clásico, y comprobar de primera mano el hype en torno a ellos, quedando gratamente sorprendido por la capacidad de sus miembros para tocar varios instrumentos o hacer lo propio con su voz, quedándoseles pequeña la sala grande del teatro, algo que aumentó las ganas de dar el siguiente paso, quedándome con las ganas de ver a Heartworms, a la cual tengo la sensación de que no se la esperaba desde hace tiempo, ya que nadie ha puesto de manifiesto las causas. Pese al mazazo, el plan B hizo que Pruillip se convirtieran en lo mejor del festival, pese a contar con solo dos canciones oficiales en su haber, desarrollando todo un set de rock alternativo, sludge y metal, al que en breves meteré el bisturí para que todo el mundo los tenga en consideración sonora y se alíe a la causa, como a la de joe unknown, quien dejó perplejo a la sala pero no a quien venía buscando el setlist con la claridad que dan sus publicaciones, haciendo acto de presencia las bajas frecuencias, los 'make some fucking noise' y unas paradas continuas, con las que dar el protagonismo al público entre 'Ride' y 'Gang', espectáculo puro.
La gastronomía holandesa dió paso el tercer día a la melodiosa voz de Arny Margret, quien encontró su acomodo en la iglesia Arminius, paraíso acústico para sus falsetes, folk de guitarra en mano y progresiones cordales, un lujo venido de Islandia que uno no se podía perder, al igual que la magnificencia de Smudged, tirando el cuarteto holandés la casa por la ventana, sabedor de que juega en casa, pero cumpliendo en cada tema con sus promesas de punk, noise, psicodelia, pop electrónico y techno de cotas cinéticas, estilos a los que habrá que poner en una reseña aparte más pronto que tarde, experimentación que también invadía la Roodkopje, con Avvnt MM y Bontridders, haciendo de las suyas, el primero sacando a relucir paisajes más oscuros, algo a lo que no decía que no la segunda protagonista, aunque su live se caracteriza más por sus inmersiones en Japón y la electrónica juguetona, haciendo que con ellos llegara la hora de ver en directo la puesta en marcha del álbum debut de Italia 90, del cual dieron buena cuenta y no se guardaron nada, fluyendo el post-punk, las melodías radiales de las cuerdas, el post-hardcore y esa lírica ácida tan suya y marca de la casa, extrapolando 'Competition' a unos márgenes en loop que lo convierten desde ya en su himno, tributable a sus coterráneos, Opus Kink, quienes cerraron filas en la Rotown y pusieron el broche de oro, bis incluído y casi inédito, algarabía que el sexteto fabricó a base de punk, jazz, country, retazos de la tarantela y pop de guitarras.