La banda original japonesa
Les Rallizes Dénudés les va como anillo al dedo a
John Dwyer,
Drew St. Ivany,
Tom Dolas y
Bill Roe, de ahí que se hayan sacado de la manga este homenaje con fines caritativos, donde el capo de
Osees y sus secuaces se retrotraen 40 años atrás para traernos el ruido más extremo, anómalo, extravagante e inflexible del planeta, conjugando todo ello
'The Night Collectors' entre aletargamientos post-punk, garage y fuzz, sin que prácticamente sean detectados por la nube de oscuridad migratoria que los cubre, hábitat de los angelinos que
'Enter The Mirror' se encarga de reposar a través de rock, lo-fi y riffs que se alargan hasta el infinito frecuencial de un éxtasis en el que el amor lírico es perpétuo, contemplaciones de las que
'Field Of Artificial Flowers' se desentiende para comulgar con una psicodelia de altos vuelos que se pierde sólo por entre los pensamientos, trasladando a cada cual por un viaje que seguro estaba prohibido incluso en los 60's.
La 'Night Of The Assassins' se toma su propia venganza cognitiva en una pista de baile abarrotada por los ochenta y ese sonido que se cancela en su propia reverberación, medicación psicotrópica que ahuyenta los malos pensamientos y atrae la neutralidad mental efectuada cordalmente por sus miembros, siendo el cantante el que destruye el muro instrumental, el cual reacciona yéndose hacia un sci-fi de riguroso cosplay fílmico en el que 'People Can Choose' como agitar la escena, llenándola médicamente de opiáceos que abrasan cada una de las aristas del estudio, saliendo por los altavoces como espíritus invocados perdidos por entre el National Bohemian Cementery de Chicago donde fue grabado, encontrando entre el público allí presente el 'The White Awakening' necesario y así atrevesar sus cuerpos inertes aparte de rebelarlos contra el desamor que pueda haber en el aire aspirado, encontrando así la paz que llevaban buscando desde el primer minuto.
