East India Youth - Total Strife Forever

William Doyle, uno de lo valores en alza a seguir de la denominada clase del 2014, debuta en largo con "Total Strife Forever", un título parecido al último disco de Foals"Total Life Forever", pero que nada tiene que ver con los de Oxford, ya que las once canciones que presenta tienen tintes electrónicos de generación y destrucción a partes iguales, con una portada en donde aparece su rostro acompañado de unos rectángulos blancos que hacen mención a la programación a través de un secuenciador MIDI.
"Glitter Recession" discurre entre lo analógico y lo digital, entre dos elementos como son el piano acústico y el sintetizador, capaces de crear una atmósfera de sonoridad que hace frente al ruidismo que la acompaña desde el fondo para dar paso a la primera parte de las cuatro que llevan el mismo nombre que el álbum.
"Total Strife Forever I" es un camino frecuencial agudo que se entremezcla con la distorsión y la gravedad del transtorno mental que crea James Holden (y muchas de las referencias de su sello Border Community), en donde la electrónica de baile deja a ésta de lado para abrazar el desorden y la catarsis sonora que se diluyen en "Dripping Down", encontrando aquí al William más accesible, cuya voz se va viendo envuelta de unas percusiones que podían haber firmado los mismísimos Safri Duo, en donde aparece intrínseco el nombre de James Blake, pero sin la intensidad de éste y con con un final eclesiástico.
Y siguiendo la misma estela de antes aunque abrazando el sonido 8-bit, "Hinterland" se mete de lleno en un technoespumoso, que nos lleva a una catarsis sonora que mantiene el éxtasis emocional hasta bajar de la nube y abrazar el pop mecedor de "Heaven, How Long" que llega a fluir por los 80's en una estrategia de marketing de baile que incluye reminiscencias de "Flash Dance".



"Total Strife Forever II" es un mero trámite que no acaba de dar con la tecla debido a lo agudo del asunto, y eso contrasta con "Looking For Someone", cuyos ritmos más pesados le dan una vigorosidad que se ve amenazada por la fragilidad de su voz, por momentos desnuda y empañada por una navidad que parece no agradarle ni al mismo, aunque los coros intenten suavizarlo.
Y con el recuerdo frustrado de mejores momentos, "Midnight Koto" irrumpe con una oscuridad que ensombrece la frialdad de unas notas que podían haber sido tocadas por Mike Olfield, las cuales salen a flote en la transición modular que supone "Total Strife Forever III".
Ya desde el título, "Song For A Granular Piano" da muestra de lo que uno va a escuchar, sí, aunque con unos arreglos que cabalgan entre la velocidad de sus dedos y el duro comienzo que supone la cuarta oda al título del álbum, "Total Strife Forever IV", capaz de resistirse a llevar su guerra personal hasta límites insospechados solo alcanzando una tregua sonora gracias a su agudeza final.