Ryan y Liza debutan en largo después de un par de EP's y singles en 7". Y lo hacen contando con Nestor Matthews (Sky Larkin), Matt Spalding (You Animals) y 'MJ' Johnson (Hookworms), este último también como productor del álbum, como ya hiciera con el EP "Lowtalker". 'Come On Give Up' abre la lata de las esencias garage, rock, punk y noise que siempre arastran consigo, con un Ryan llevando la voz cantante y Liza al estribillo, guiando la fiereza de sus guitarras a través de una calma grunge que en 'Elastic' es pasajera hasta que sale a flote la parte demencial casi suicida de sus amados Nirvana.
El teclado es el primero en salirse de la raya, al poner en 'Drops Outs' un manto de decadencia acrecentado por la apatía del dueto principal, que en 'Lowtalkin' llega a su máximo exponente convirtiéndose en un frenesí de locura con un mensaje relativamanete claro de mandar a a tomar por culo la negatividad que anteriormente los rodeaba. Suenan duros, directos, e incluso bailables, con el lo-fi como bandera para los vocales mientras se dejan llevar por su propio disfrute instrumental hasta propiciar una jam session en toda regla, para posteriormente bajar los bpm de golpe y ahogarnos con esa oscuridad vocal contenida sacada de película de terror a la que se animan unos riffs afilados infernales que parecen sentenciar un final que acaba muriendo en la orilla de 'Blue Eye'.
El teclado es el primero en salirse de la raya, al poner en 'Drops Outs' un manto de decadencia acrecentado por la apatía del dueto principal, que en 'Lowtalkin' llega a su máximo exponente convirtiéndose en un frenesí de locura con un mensaje relativamanete claro de mandar a a tomar por culo la negatividad que anteriormente los rodeaba. Suenan duros, directos, e incluso bailables, con el lo-fi como bandera para los vocales mientras se dejan llevar por su propio disfrute instrumental hasta propiciar una jam session en toda regla, para posteriormente bajar los bpm de golpe y ahogarnos con esa oscuridad vocal contenida sacada de película de terror a la que se animan unos riffs afilados infernales que parecen sentenciar un final que acaba muriendo en la orilla de 'Blue Eye'.
El fuzz de 'Dig It Up' aplasta el ficticio rescate de Ryan para despojar de suciedad y mugre a sus temas, con una caída estrambótica en `Tennis Court' causada por la agudeza chirriante de unos The Jesus And Mary Chain que provocan el sangrado de los dientes de Liza en el cover del disco .
'Ratworld' e 'Infinite Donut' siguen abanderando el estilo de los de Aberdeen, mostrándose más pausados que de costumbre para hacer mayor inciso en unas letras que se ven alteradas por una instrumentación libre de contaminación que deriva sus esfuerzos hacia los ritmos bailables de los años 50 de los que 'Tastes Like Medicine' presume, en lo que supone el primer y último paso para dejar el nauseabundo noise de lado de 'Pick Out The Pieces', arrastrando así a 'Fortune Teller' al mundanal bucle que es "Ratworld".