Table Scraps - More Time For Strangers

Hay un trío de Birmingham, bajo el nombre de Table Scraps, que está haciendo mucha pupa allí por donde pasa, y lo hace gracias a la labor sonora de Poppy Twist a la batería, Scott Vincent Abbott a la guitarra y TJ al bajo, provocando un caos eléctrico en su álbum debut "More Time For Strangers", vaticinado desde el título por 'Electricity', garage rockeado que se posa en cada charco que encuentra como creencia de que así se el fuzz lo empapará más, aderezándolo con un estribillo servido en píldoras de acetato sónico, atacando los cuerpos invertebrados para hacerlos bailar hasta la locura de 'Foot Of Our Stairs', modo de vida bucólico que se desangra por los bajos del underground con unas cuerdas que han ganado la partida a las baquetas de una forma destensada, de ahí la baja moralidad de 'Bad Feeling', centrada en mostrar sus penas para así esconder su verdadero objetivo, penetrar en los hervores de la maldad draculesca a ritmo de una competencia desleal a través de la práctica de un grunge que ni es grunge y pretende serlo.

Tras decir adiós a la barrera psicológica de su antecesora, 'Sinking Ship' barre la suciedad haciendo aparecer un rock 70's que se presenta como un ácaro infectado de picos de saturamiento que dan pie a unos cuantos chispazos salvajes cordales cortocircuitados que podían echar abajo cualquier edificio del Bronx rehabilitado tras el paso de HONEY, avisado desde el megáfono de '(I'm Not) Interested In You', a ritmo de un swing cincuentón que no tiene ese miedo a esconderse y mostrar su rabia coralizada en vino tinto, lo que provoca que se aparezcan The Coathangers, asomando el hocico desde el ostracismo al tiempo que profanan la tumba de los caídos en el intento por su conquista del extrarradio, con la psicodelia descalcificada de 'Motorcycle (Straight To Hell)', resonando con (Thee) Oh Sees en el horizonte a través de sus luces de aterrizaje marcianas, apretando el paso hasta el punto de que echar la pota es una opción real ante el grado paranoico que se alcanza, llegando a pensar que por detrás está la policía acechándoles por esa orden de búsqueda y captura que pesa sobre la banda.

Es hora punta y 'Children Of The Sky' quiere dar la nota volteando el cuento nostálgico de los 70's, sacándolo de su contexto para y por los 60's, aderezándolo con un punk vocal que garagea los acordes del abismo social y los parte en dos, subiendo en desfachatez cuando el ruido eléctrico lo sabotea todo y se hace con el control mental de la situación, con invitados de Pulp Fiction para 'Space Invader' en la recámara, automutilación con un tiro a los pies para provocar el movimiento del esqueleto ininterrumpidamente, lo que golpea sedentariamente al embrujo de 'Vampyre's Bite', y esa chupa de cuero que gasta, con el embriagador sonido a gasolina salpicando la ruta 666, trayendo la gravilla del asfalto a los altavoces, cuya mezcla da de lleno a 'What You Don't Allow', que por su explosividad, prende instantáneamente la mecha eléctrica gracias a sus cuerdas, sonando a clásico contemporáneo que se da de bruces con la antología moderna punk vocal que se encara de frente con su más próximo perseguidor, 'Bug', haciéndole sufrir una estancia post-traumática en el hotel de 3 cuchillos que ha preparado a base de ácido corrosivo, y que como cabía esperar, hace mella en la condescendiente 'Dead Scene', danza de zombies resplandecientes de whisky de malta, cuyo blues se va derramando a su paso por la pista de baile, donde también el respeto y la buena educación van cayendo en el olvido, resplandeciendo la poca moralidad que los ha acompañado hasta este momento.