NOTS se han sacado de la manga un disco debut maníaco depresivo espacial con una 'Insect Eyes' infectada vía oral e instrumental por el primer single de la banda 'Decadence', y que se propaga por el resto de las canciones, sin que se pueda hacer nada por salvarlas de las garras del punk, el fuzz, la modulación sintética, el noise,...
... que alcanzan Natalie Hoffmann al micro y a la guitarra, Charlotte Watson a la batería, Meredith Lones al bajo y Alexandra Eastburn al sintetizador, llevándonos esta última por paisajes diabólicos, alcanzando en algún caso la psicodelia conceptual.
Ellas se combinan entre sí para llegar a la locura mental alucinógena que es 'Reactor', gozando de la distorsión de cuerda que acaba convertido en un garage de lo más catedrático en 'Strange Rage' para hacer la guerra por su cuenta, teniendo su base en el punk vocal sin tapujos.
El desenfreno llega de la mano de 'Get Along', presumiendo de haber consumido algo de ácido para hacer estragos a la locura juvenil desbordada a la que hace frente, apoyándose en la pared de ruido que 'Black Mold' ha creado para combatir contra ésta en el ring, cayendo la victoria de su lado y vacilando de ello con el grunge que acompaña a 'Static', llegando a tirarse la cerveza las unas a las otras dejando que el fuzz vuelva a salir otra vez de ellas.
La resaca de 'Monochromatic' se pasa mejor con la instrumentación modulada a su antojo y semejanza hasta que 'White Noise', haciendo honor a su nombre, infecta cada rincón con un ruido sucio del que intentan despojarse las guitarras, que afligidas, se apoyan en los vocales de las féminas a conjunto para salir del embrollo en que se han visto envueltas, dando de bruces contra la oscuridad industrializada de 'Televangelist', cuyo sinte crea un campo electromagnético psicotrópico del que incluso los vocales deben mantenerse alejados un perímetro de seguridad, que 'Talk Show' se encarga de romper con una temperatura aumentada por la catarsis sonora basada en el conjunto de su instrumentación remando todos a una.