Dúo con base en Brighton que sabe combinar vocalmente la magia de Megan (Purity Ring) y el dream-pop más esperanzador de Raphaelle (BRAIDS), con el tono amargo analógico de la derrota, con una dolencia con la que quieren acabar y que parece no acabarse nunca.
Alexa Povey desde el micrófono y la guitarra, y Tom Wiggins en la batería, intentan encontrar ese complemento que les una para siempre y les haga ir de la mano, no uno detrás del otro, erigiéndose ella como la figura que tira del carro, visualizando un camino de superación que incluye alcanzar el cielo azul cuya intensidad está marcada en cada uno de los rayos de sol que se cuelan por cada una de las ranuras del micrófono, siendo él cegado por ese amor correspondido que le hace salir de su oscuridad personalidad, tirándose al vacío de los riffs noiseros de ella para así no tener que separarse más nunca jamás.