El trío más gamberro de California/París, presenta su disco debut, "Varroa Mites", de la mano de Vacant Stare Records, después de habernos introducido en su mundo con unas demos que mostraban el punk desorbitado que, el por aquel entonces cuarteto, sacaba a la luz en seis modalidades distintas, repitiendo solamente 'Krampus Shaved My Mailbox', aunque con un lavado de cara más actual.
Kyle Day desde su guitarra y al micrófono, Alex Rather-Taylor al sintetizador, y Danny Kendrick a la batería, abren la lata de la locura con el tema que da nombre al álbum, cuya apertura tan soleada y pajaril rebaja el dramatismo del shock anafiláctico del lo-fi de sus vocales, ayudados por una suerte de rock'n'roll cincuentón que no evapora las ganas de perturbación, alcanzando el éxtasis maligno con una descarga de punk y garage quebranta cuellos, el cual se va quedando sin gasolina, encendiendo 'Symptoms' las luces de emergencia en el minuto de gloria que gasta, en donde Danny desdobla sus funciones para unir fuerzas junto a Alex al sintetizador.
El subsuelo responde con 'Collage 1' y 'Collage 4', ambas una suerte de ruido salvaje que intenta dibujar la alienación que 'Game Over' experimenta, con gritos de terror de serie B, y luces de policía al fondo para capturar su aberración extrema, viajando frecuencialmente a la velocidad de la luz en su nave espacial a través de 'Collage 2', dándose de bruces con 'Undertaker Bee', cuya demencia va mezclando lo espacial de sus microsonidos con la realidad de sus instrumentos, arma de destrucción masiva para la guerra del pogo que causan, y en la que se entrometen unas NOTS que elevan la enajenación hasta tal grado que, las de Memphis y 'Auf Auf', solo puede escapar de ella con la magia de los 80's y sus efectos especiales, derramando tintes de sangre a través de la violencia que Kyle va generando con su voz, perdiendo el norte con un pop rock que lo destruye de la faz de la tierra, dejando el camino libre para que los habitantes del espacio exterior campen a sus anchas por 'Collage 3' y 'Break Of Yawn'.
'Krampus Shaved My Mailbox' sigue en su línea de rebeldía punk años 70, azotando a diestro y siniestro el espacio sonoro, sin medir el destrozo onírico de su propuesta, llegando a la catarsis con 'Cock Rot', un viaje empecinado en mandar a cualquiera que lo oiga al centro psiquiátrico que los loqueros éstos se han montado, queriendo comprobar con sus propios ojos, el comportamiento de sus pacientes ante la aberración sonora sin límites con la que los castigan, con variaciones de conducta instrumental incluídos, haciendo inciso en la rotura del subconsciente para que los insulsos bailen a su merced.