Great Ytene debutan en largo con "Locus", dejando patente definitivamente su parecido con Preoccupations (ex-Viet Cong) y la forma resolutiva que tienen estos de hacer canciones, y es que los sonidos de guitarra alcanzan la perfección de los canadienses, no así los vocales, que se acercan más hacia el punk, empezando el baile de máscaras con 'Mono Aware', con una niebla que se cierne desde el minuto cero sobre el post-punk de luces y sombras que no deja de repetirse una y otra vez, poniendo las guitarras la nota distintiva con unos riffs que agudizan el paisaje sonoro mientras la lírica se mete en un bucle melódico-dramático de enajenación mental, que 'George Street' aviva con el toque alucinógeno que se obtiene del considerable aumento de hertzios en comparación con su antecesora, todo para conseguir tener el control total de la mente del receptor, como si de una secta se tratara.
'Cruel Desires' se inmiscuye en un terreno pantanoso de reverberación al micrófono, obra del que se cree Dios de una oscuridad que causa horror y terror ya consumados, con la instrumentación titubeando entre hacerle frente o unirse a la causa, cediendo ante esta última propuesta, sin quedar muy claro si es por sí mismos o bajo coacción, ya que cuando la tormenta se aleja en 'Locus', vuelven por sus fueros, girando en círculos sobre una base de la que ni los vocales pueden tirar, viéndose solamente amedrentada cuando las cuerdas entran en acción.
La instrumentación pasiva de 'Wanness' brilla con una intensidad a ráfagas a medias ente una de las guitarras y la batería, uniéndose el resto de los integrantes para dar caza al new-wave de Rats On Rafts y los vocales en off del Arnoud de 'Some Velvet Morning', dejando la finura para el jazz contemporáneo de 'Electric Pulses', nobleza de una composición que no tarda en ser distorsionada por unos riffs diabólicos que se ceban con el cerebelo y sus recuerdos a base de electricidad y fuzz, cortando por lo sano al estilo de los de Rotterdam, volviendo 'Fixed Victim' a tomar el rol abusador del doble juego instrumental, provocando una catarsis de ácido al micrófono, extendiéndose su penuria por el valle de penuria ralentizada que es 'Physical Warmth', andando perdidos del todo entre una vegetación que se les va haciendo cada vez más densa, y aunque hay indicios de superación, la verdad es que 'Appetite' crea tal tsunami de ruido, que los atrapa en su propia vorágine paranoyística de terror, acentuando su caída a los infiernos.