El primer EP del 2018 corresponde a Structure, un trío de Brighton que basa su disco homónimo en el post-punk y punk anárquico de los 70's, estableciendo una delgada línea entre la razón y la locura, sustentadas ambas en el tintineo de cuerdas del bajo de Maureen Bourne, aunque no sería nadie sin la reacción de Paul Dudeney a la batería y la siniestralidad guitarrera de Christopher Shoulder, haciendo que el garage y el fuzz sean la cabecera de un tema que va desabrochándose la camisa para provocar que la lujuria entre en acción y las ganas de fiesta les lleve a la 'Disco', pasando 'Dull' por el trance fustrante de la resaca, oscurizado por su eminenencia el bajo y los vocales ahora en terreno de Maureen, metiéndose de lleno en un punk visceral que viene de la mano de un pick and roll producido por las otras cuerdas, relativizando Ty Segall el caos post-punkiano que sostiene al tema, recibiendo 'Spit' la ayuda psicológica necesaria para reclamar lo suyo y lo de Shame,
El apogeo de suciedad instrumental llega con una 'Waste' más encendida que sus compatriotas, ya sea por la vuelta a los vocales masculinos, por el crujido sinfónico de las cuerdas, o por el hecho de querer alcanzar cuotas de violencia subersiva porque sí, bebiendo su base de puro post-punk que aminora la marcha relativamente en 'Decline' para que el espíritu de baile de Ian Curtis se columpie mientras los vocales industriales de ceceo conciso, escupen en la lírica sobre lo actual, reivindicando y defendiendo a capa y espada épocas pasadas, tomándoselo 'Get Out' como un aditivo para seguir atacando como el enjambre de abejas encerrados en sí mismos en el que se han convertido, alcanzando su punto de ebullición al cubrir el espectro sonoro de su bodegón con los retazos de lo cariacontecido hasta ahora, juntando las voces, liando al post-punk con el garage, y este a su vez con el punk, poniendo la primera piedra de lo que la banda va a deparar en un futuro no muy lejano.