Si uno ha seguido la trayectoria de Mequetrefe, saben que están en esto de la música para expresar lo que llevan dentro, sin mirar más allá del camino de la experimentación que quieren seguir, de ahí el insertar coros de caballos y/o elefante en 'Finlandia' y 'Sálvame', respectivamente, así que eso de las tendencias no va con ellos y mucho menos con "Infraground", un tercer disco al que muchos categorizarán como más maduro, donde yo digo que es más oscuro y donde los tempos se han calmado para que el devaneo de la psicodelia cautive más hondo, dando gracias por ello a la formación de la banda de este 2018, Xan Molina (voz y guitarra), Gerardo García (teclados, samples), Berio Molina (bajo), Manuel Novo (guitarra) y Borja García (batería, percusión electrónica), con los temas antes comentados iniciando un viaje donde lo interplanetario inserta sus recuerdos en el cerebro, haciendo una no-clara alusión al mensaje que quieren transmitir aquí, por ello quizás la base logísitca del tema quiere interpretar una pieza engordada a cal y canto para no perder el norte del recorrido frecuencial con el que encarnan su vuelta a la tierra, cantándole al cielo de Galicia como lo harían los Animal Collective del "Merriweather Post Pavilion".
'Bastard's Party' mimetiza todo su encanto a través de posarse sobre el mensaje inicial de las películas de la Guerra De Las Galaxias, con una psicodelia racional orquestal que busca su propia libertad, engordada a base de los movimientos transversale cruzados de 'Dub Ballad', mostrando una felicidad exenta de sentimentalismos que llega al éxtasis que marca las alucinaciones del LSD, donde el mundo animal se cruza de manera explícita con el amor humanoide, brillando con la luz de los primeros rayos de sol sacados de un coro de gaitas deformado a conciencia para que este no triunfe, momento de pánico que se desvanece en 'Nine' , donde los vocales estilo Max Levy (King Of Cats, Garden Centre) dan buena cuenta de la llegada a buen puerto de esa relación consumada a fuego lento, alargando el periplo multiorgásmico mientras los lagartos de 'V' se hacen con el planeta tierra.
'We Are The Mainstream' relanza la influencia de lo cariacontecido anteriormente jugando con la metáfora de aquel que es atacado por su propia barba, relatando en tercera persona como uno es devorado por sí mismo cuando deja de ser él para ser un personaje cualquiera con algo de repercusión, que acaba de golpe cuando es la propia víctima, produciéndose todo ello mientras se atisba en el horizonte de 'The Attack Of Replicant Flies', un apocalipsis que basa su caos en un flujo remanente sesentero que hace dar vueltas a nuestros protagonistas en bucle, y a los cuales sentencia de por vida con el mandato de tener que poner el contador a cero nuevamente.