Los primos hermanos de Viagra Boys aka TV Priest, debutan en largo con "Uppers", via Sub Pop y Hand In Hive, cautivando a propios y extraños desde 'The Big Curve', canción infantil enmascarada en una representación circense en la que el fuego es el protagonista, avivándolo a base de mazazos que van directos a la sien, acumulando reacciones varias en cadena que se suman a la causa, predicando Charlie Drinkwater al micrófono la rabia vocal tan propia de Joe Talbot (IDLES), agrandando el vicio un post-punk clasicista al que la distorsión no releva de sus funciones primarias, manteniéndose firme en su decisión hasta la aparición de 'Press Gang', exageración vanagloriada con la que preparar una fiesta descarriada que explosione con un marcado acento británico en el que las puñaladas esotéricas llevan a mirar las caderas y viceversa, a ritmo de unos 70's que no se quitan la chupa de cuero mientras los vatios acumulados sin censura, descargan una potencia con la que nadie les va a parar los pies, obra del guitarrista Alex Sprogis, el bajista y teclista Nic Smith, y el batería Ed Kelland, a los que se les nubla el juicio con la llegada de 'Leg Room', egg-punk reconvertido a la iglesia satánica y que no hinca la rodilla ni siquiera cuando la situación se vuelve violenta por aquellas banalidades irrisorias que se mantienen en alto para terminar de cumplir sus amenazas, listadas en 'Journal Of A Plague Year' con la calma que dan los posos del café, todo con tal de embriagarse de una vitalidad que ya vendrá, sin prisas que lo que toca es relajarse y dejar que las penas fluyan con movimeintos patentados por el mismísimo Joker, sobreponiéndose a una represión sentimentalista con la magia de los dioses caídos, desavenencias distorsionales que 'History Week' trasmite de una forma lúgubre y llovizna para compensar la carga, yéndose a una electrónica de ambiente technoide enrarecida, con la que volcar sus pensamientos en una memoria USB y arrojarla al mar de las multicapas.
'Decoration' tiene mucho de los de Estocolmo y mucho señorío, sobrecargados ambos con una anestesia en la que los riffs ponen la coherencia, y la electrificación el desenfreno, pausados por una lírica que juntaría a ambos tótems en un paraíso generalizado de no ser porque su organigrama se ciñe al desencanto, habilidad con la que también cuenta 'Slideshow', desestabilizándose mentalmente mientras se ven apoyados por la marginalidad del momento, marcación al pie con cantos de sirena que recrudecen su propuesta intermitentemente, elevando la tensión cuando 'Fathers And Sons' se ve capaz de enfrentar generaciones, metiendo el miedo en el cuerpo para autentificar sus demonios, necesitando garagearse una reputación de machotes, aunque muestran una versión rebajada de testosterona con respecto a lo que representan los de Bristol, llegando las desconexiones cerebrales al sacarse de la manga 'The Ref' un interludio cuadratizado que pide a gritos volver a subir irremediablemente de nivel.
'Powers Of Ten' gira en torno a unas piruetas elípticas generadas desde un post-punk cuyo ambiente cargado relaja sus esfínteres vocales más primarios, lujos al alcance solo de unos pocos, de ahí que el resto opte por restablecer el orden a través de un final apoteósico, endiablado por el vudú enmascarado que tan bien representa 'The Island', marcando territorio a base de baquetazos que les ponen en órbita, girando sus ojos descontroladamente junto con un miedo, que se manifiesta desesperado y honra a shame por la rivalidad que busca, enfrentándose al folk de percepción alterada de una 'Saintless' que tiene el infierno ganado, relevando este a las funciones vitales su corazón, para hacerles varar a la orilla con un funeral de estado glorificado en pogo.
📷 Dan Kendall