Demolición es lo que se respira en 'War Not Beef', oda a una industrialidad que se ve martilleada y vanagloriada, con sus luchadores en primera fila para defender lo inevitable, motivándose de tal forma que el black metal se cuela por entre sus cuerdas vocales, un 'Out Of Place' en toda regla, cuyo relato viene desde un submundo ininteligible en el que su partitura, más abierta que nunca, se sintetiza con un fin paisajístico que jamás volverá a repetirse, una caída a los infiernos donde 'Boils Up' busca el camino para rescatarse a sí mismos, no quedando otra que amplificar esas teclas grave y sobrecargadamente, babeando casi ochenteramente en 8 bits por este giro de los acontecimientos, un must adornado por 'Buck 50' y la fascinación que crea tener un mandamás cerca, sentimentalismo prog rock absoluto o relativo, en el que entra el 'Demeanor' que haya recibido cada uno, encerrado este entre cuatro paredes electrificadas donde el respiradero se centra en un post-punk meticuloso con el poder que recibe, 'Using It' un egg-punk que desemboca en una vanagloración embebida de todo aquello que son, centrando sus disparos en una 'WW4' a la que la realidad carcome por dentro y por fuera, despojándose de estos y el resto de males, con un pogo orquestado con fuego en los ojos.
Show Me The Body - Trouble The Water
Los odies o los ames, el nuevo disco de Show Me The Body, "Trouble The Water", via Loma Vista Recordings, entra por las venas con el hardcore tambaleado que propone 'Loose Talk', donde el banjo de Julian es el protagonista absoluto antes de que se le sume el bajo de Harlan y las baquetas de su nuevo miembro Jackie Jackieboy (Urochromes), desfasando mentalmente más que físicamente, papel secundario que le toca a 'Food From Plate', rayando la paciencia del santo job con una transferencia digital que se apodera de la analógica, nada imperativa cuando el garage es su forma de expresión instrumental, ya que el punk es lo único que nos deparan al micrófono, no así en 'Radiator', donde pisar el acelerador a su manera es una odisea a 56kbps que se entrecorta y asevera la supervivencia cuando ésta llama a su puerta, distorsionando a su antojo a la batucada y al micrófono, algo inaudito y a lo que 'We Came To Play' pone freno volviendo a su agresividad sonora lo-fi tan particular.