The Cool Greenhouse - Sod's Toastie

El segundo álbum de The Cool Greenhouse, "Sod's Toastie", via Melodic Records, revela la nueva formación de la banda, compuesta por Tom Greenhouse como vocalista y guitarrista, a Tom O'Driscoll como el otro guitarrista, el bajista Thom Mason, Chris Morris haciéndose cargo de los teclados y Kevin Barthelemy a la batería, haciéndonos entrar en calor 'Musicians' con su afamado weird post-punk, al cual el tribalismo quasi technoide lleva a la pista de baile como primer descontrol generalizado que repite sus bondades para entrar en un trance con un buen auguro sobre el tema que da nombre al álbum, distorsión popera de la realidad del día a día, embebida en un spoken word que rezuma sobriedad ante las altas frecuencias cordales, replicadas en 'The UFOs' como visita inesperada a su mundo sobrenatural, pillando a contrapié sus sentimientos, monitorizados con una señal plana que no revierte hasta dar con 'Get Unjaded', volviendo a la vida como respuesta a su título, avance de una liberación encuadernada todavía en un rango dinámico limitado.

Con un mensaje inicial venido de tierras experiemntales, 'I Lost My Head' relaja los esfínteres emocionales y se aferra a un victimismo que se acompaña de ritmos minimalistas más propios de 8 bits, cuadrante del que pasa olímpicamente 'Hard Rock Potato', donde el garage y el expresionismo instrumental dibujan un cuadro abstracto como llamada al desorden, con rebobinados como actos de déjà vu que les han llevado a ese estado de noise previo a 'Get Deluded', un derrumbe cuyo comportamiento es de ni fu ni fa, aunque su esfuerzo les permite mimetizarse en una banda de jazz en la que cada vez van entrando más elementos, hasta crear un todo que le explota en las manos a 'Y.O.L.H.', pesimista hasta el punto de utilizar un tono grave que también tiene su aquel como propósito futurista, lo que choca con el golpe de realidad setentero de 'The Neoprene Ravine', donde la chupa de cuero y su chulería, asoman también al micrófono, entrando en un terreno rock lo-fi cuando todos asoman la patita por los altavoces, quedando un regusto electrificado que se queda grabado a fuego como posible nuevo modo de vida del que disfrutar sobre todo en directo.

📷 John Londono