El proyecto de Joseph Henwood (saxofonista) y Tash Keary (batería), aka O., debuta en largo con el LP "WeirdOs", via Speedy Wunderground, mostrando nuevamente que no sólo del jazz experimental de la 'Intro' vive el dúo, si no que adaptan sus tempos a los de '176' y ese urbanismo callejero que desprende un tema creado por y para el baile, revelando las baquetas una dureza igualitaria a la de la resistencia que plantean, aunque como siempre, se alían con la psicodelia para hacer bueno el título del álbum, sumando 'TV Dinners' una belleza gangsteriana acorde con el drum'n'bass que desprende, aduciendo a épocas pasadas y presentes, que lo transportan por un amalgama sonoro con el que empatiza la carga emocional de 'Wheezy', cuyo vaivén de microsonidos se adentra en los 80's, el mundo de los 8 bits y la repetición sistemática de los primeros videojuegos de la época, aunque también tienen tiempo para embellecerlo en 'Micro' con la que podría ser la melodía prefacio del coche fantástico, alardeando, eso sí, de esa electrificación tan demodé en estos tiempos.
La combustión, en este caso espontánea, corresponde a 'Cosmo', oda al headbanging, pero con un toque de curry picante para que el cerebro haga de las suyas frente a este mantra filtrado de metalización sin parangón que reviste su fórmula, con moshpit final incluido para abogar de esta manera a que el disco sea una burbuja resonante que no deja nada al azar, llevándonos hasta 'Green Shirt' si así lo contemplan, devastación hipoalergénica de hardcore mimetizado en cuerpo y alma con sus patrones teóricos, avanzando con ello una industrialidad que 'Whammy' oficia con la sangre de sus dioses instrumentales, en un momento de reflexión mental que limpia el corazón cona la razón, de ahí que su cuerpo abarque las frecuencias que predominan en su intelecto, instalándose un rap que les devuelve a sus andadas, obra que prorroga y superlativiza 'Sugarfish', produciendo a su vez una constante vital que es una réplica en si misma, lo que llama la atención de las fuerzas de seguridad, así que 'Slap Juice' se rebela contra todo y todos al son del black metal llevado a su terreno, luciendo de puertas para dentro un carácter deportivo inusitado.
📷 Holly Whitaker