Gomme - Hiss

El trío de París parece más bien venir de Memphis en lo que concierne a su álbum debut "Hiss", y es que, lo que antes conocimos como la demo de 'Ligne Deux', ahora se hace mayor en el estudio y rezuma un olor a NOTS por el tubo de escape que llena de fuzz la habitación del pánico, un tema riot grrrl en el no faltan tampoco The Coathangers, ellas más en el lado agudo de los vocales, haciendo que el tímpano duela ante ese punk que introduce el garage de guitarras y batería, adoctrinando a su equipo, entrando en cólera cuando 'Smelly Star' provoca un borrado de memoria ante un grunge que aumenta su acidez al micrófono, con ese lado maléfico que solo se denota por el tono, ya que de cara solo se ve un ángel, envuelto por un noise que va de atrás hacia delante, regresión coaccionada por el post-punk de cobertura comercial de 'My Heart Is A Wall', introduciendo el alcohol en su combinación, ocasionando que el bajo de Betsy de ciertos tumbos que hacen girar la rueda del pesimismo al micrófono, recobrando la compostura con el fuzz de burbujas que nuestra protagonista a las cuerdas tenía como as en su manga.

La oscuridad de 'Rape And Run' y su niebla vocal vuelven a poner de manifiesto un tema (riot grrrl) que no debería estar ni aquí ni en ningún lado, pero ya que está la única consigna válida es luchar contras la desigualdad de derechos entre ellas y ellos, y se ponen serias a través de un rock y los restos de licor de su antecesora, que en vez de curar las penas, mantiene la sensación del horror vivido, con la rabia y el odio intactos en 'I'm A Virus', concretamente en el loop de cuerdas a pares que aquí se concentran, intentando mirar hacia delante, recuperando militarmente lo que era suyo, de ahí la rapidez de movimientos en la segregación instrumental, tomando el control del oyente para que se sume en esta batalla, posicionándose a su favor.

'Telecommunication' se lo flipa un poco con ese deje reverberante de las cuerdas, creando una atmósfera de milagro emocional dream-popista, mitad paranoica mitad psicodélica, que les escupe hacia atrás cuando el pedal exacto es pisado, volviendo a aglutinarse los fantasmas del pasado, el tinte de Joy Division y la corriente de decepción, todo ello cuestionado por una niebla de placebo que utilizan para desaparecer al tiempo que 'Flower91' se hace eco del enjambre de miedo que intenta picarles y destruir su mundo a través de la desconexión de su aparato psicomotriz, pero con esos jadeos que les valen para controlar la ansiedad, abastecen a las cuerdas de la parte más dura del rock que toca con los dedos un noise que les hace desquitarse de todo a través del estallido punk en los vocales.

'Gott Ist Tot' se llena de luces alucinógenas y emparanoyamiento drástico ante la lírica de Nietzsche, de ahí el cambio de lengua que crea confusión a propios y extraños, pero Gomme se siguen manteniendo en sus trece, de ahí que las cosas no hayan cambiado ni un ápice, solo se adornan un poco en 'Wuthering Heights', con la megafonía del estadio de las New York Yankees y el miau, miau, miau, miau, miau del bajo, intro para la recreación industrializada de un grunge que se esconde en la toma de tierra para permitir, a través de un pop tragicómico de armas tomar a los vocales, mostrando luces a través de las sombras, que se levantan en el último momento ante lo que parecía ser una caída a los infiernos, provocado por los sentimientos que en 'Cut Your Finger' parecen estar bajo el mando de unos autómatas programables que dictan lo que debe ocurrir en todo momento, manteniendo la imparcialidad, a pesar del space rock, los nauseabundos vocales y la deshidratación estilística.


Foto de Louise Cardon