Blü Shorts vienen de Calgary con la idea preconcebida de desmontar ese mito que dice que allí solo se vive del post-punk de Preoccupations (ex-Viet Cong) y Body Lens, así que han decidido coger el toro por los cuernos y, desfachatez mediante, presentan "Blü Wave Music", un álbum debut que desde 'Jet Pack Guy', viene sobrecargado de grunge, vocales punk y un regustillo garagero que pone las cartas sobre la mesa de Nyssa (bajo, guitarra y voz), Kaylee (guitarra y voz), Martine (guitarra) y Michael (batería), con una fragancia en loop e infectada de wah wahs que se revoluciona hasta darse de bruces con 'Blunt BLVD', llegando la sangre al río de unos identificables Nirvana que muestran su ADN teñido de rojo, llevando su arte hasta conseguir lograr un sonido con el que a So Pitted se le remueve algo por dentro, con el dilema vocal sobre si debería adentrarse en una oscuridad preconcebida por ellos mismos o dejar solo ante el peligro a la instrumentación, proponiendo 'Prequel' una bajada a las aguas benditas para refugiarse de la tormenta perfecta que estos cuatro jovencitos para nada confusos crean negociando con el diablo del post-punk en sus formas.
'Line Giver' pone el álbum patas arriba con esa mezcla de languidez que estalla como Alicia Bognanno para Bully, esterilizando la base logística de su sonido en pro de mantener las conversaciones con el subconsciente activas, por mucho que las paredes cerebrales empiecen a perder la compostura hasta el punto de desconexión que 'Cavity' muestra sin tapujos, post-lavado de cerebro incluído, rozando lo paranormal debido al desentendimiento y la conmoción que el sinsentido psicodélico DIY a lo Palberta provocan en 'Jesus Juice'.
El empiece cincuentón rockero de 'Get Bat' da paso a un fuzz que tergiversa la cordura en beneficio de un ruido que la batería se encarga de desvariar más todavía, elevando el paso fronterizo de la demencia con una niebla que ha venido para quedarse aquí y en 'UGB', donde, a parte de volver por sus fueros grungeros, los vocales destapan un amor bien escondido por The Coathangers, rayando sus cuerdas vocales para enaltecer un ambiente que se enrarece avisando así del caos sonoro que se avecina, sin poder apartar la vista cuando llega y muestra todo su potencial frecuencial sin ni siquiera necesitar un Theremin para ello.