Tal y como prometieron en su día, BLOODY KNEES debutan con el EP "Maybe It's Easy", via Distiller Records, trayendo consigo de vuelta al redil una vieja conocida como es 'Not Done', con el grunge enfurecido que las cuerdas vocales de Bradley se empeñan en empatar con Nirvana, sacando su lado más salvaje en los puntos álgidos del tema, haciendo que la canción que da título al álbum quede en segundo plano, a la altura instrumental de Menace Beach y con el sentimiento inglés de los Oasis anti 'Wonderwall' abriendo el camino, suscitando levemente algarabío con el garage noisero que acompaña a la argumentación, pero sin renunciar a esa parte tan suya que los aparta de unos 90's para meterse en otros un poco anteriores, con 'I Want It All' quitando la maleza con TIGERCUB, pero sin la delicatessen de su stoner asomando el pescuezo, para así centrarse ahora más en un discurso donde se alucinan con el efecto que puede causar, rasgándose las pieles para transformarlo en algo propio, esnifando una variedad estilística para aguantar el ritmo de un tiempo en el que ninguna corriente sobresale, lo que permite que cada uno saque, en este caso, al Kurt Cobain que lleva dentro y lo maquillen de diferentes formas hasta mostrarse al natural en un proceso en el que el post-rock pierde la batalla en 'Like What You See', desapareciendo el contorno de ojos negro ante la nulidad de su efecto.
'We Can Go Wherever' se pide cerrar el batiburrillo con un rock que bebe de la catarsis mainstream que del fuzz que parece arrojar por el balcón de las cuerdas, con unos vocales que naufragan en el dolor hasta que de nuevo un chispazo embravecido activa la maquinaria y los lleva por un camino donde el ácido es la única receta para recuperar el sentido agónico de su medicina.