Tras destaparse hace algo más de año y medio con su EP debut "Spice City", el cuarteto de Umeå, Spice Boys, presenta en sociedad su álbum debut "Glade", el cual vuelve de la mano del sello también sueco PNKSLM Recordings, y en donde Adam, Jesper, Emil y Sebastian, continúan con ese estado de gracia suyo que hace que el rock cincuentero de 'Spice City Boys' no pierda el buen rollo que encerraban los temas ya conocidos, dándole un toque místico los vocales al utilizar la psicodelia y a Shiva como arma arrojadiza ante una instrumentación que se relaja dejándose llevar por el humo de unas cuerdas y las excentricidades rallantes de las otras, salpicando esta últimas a 'I Don't Get Around' y produciendo un shoegaze ensordecedor que no mejora con la voz megafónica en tono Mouses y de lírica amorosa en plan cortavenas, de un tema que desde sus inicios estaba destinado a morir crucificado de pena, al cual 'Can't Turn Back' rescata de forma bacanal con un garage desorbitado en lo que a número de sonidos diferentes por metro cuadrado se refiere, provocando una perforación del tímpano cuya cura no es bajar el pistón, sino dejar de escuchar esta bendita mierda, pero una vez que el bucle de ruido vuelve hacer acto de presencia, todos los males pasan a 'Swish', que desconcertada y afectada por sus detractoras, intenta encontrar consuelo en The Parrots y en la mística vocal, dando resultados más que satisfactorios, en los que dejan de lado el estado catatónico instrumental en el que se hallaba metida.
Las miradas se entrecruzan en 'Fuk Luv', poniendo en órbita el estilismo ochentero de chupa de cuero y pantalones pitillo, centelleando con las lentejuelas que soman desde el público, marcándose un rock'n'roll de giros continuos sobre la pista de baile que 'Vessel' referencia en sus inicios, para luego olvidarse de ello mientras intenta desgañitar el mayor número posible de cuellos, platicando con un extra de helio que le hace pasarse de rosca que quita cualquier resto de humor antes detectado, y ellos lo sacan al exterior montándose una orgía de riffs diabólicos de esos que quitan el sentido, haciendo que 'Citrus Blossom' se mueva por unos derroteros que incluyen dream-pop hawaiano y oscuridad shoegaze cuya frialdad provoca que 'Cities' vuelva a ese estado conceptual que involucra a unos Beekeepers en pleno acto de consciencia unilateral.
'Darling (No One Will Be Here)' hace una parada cronológica entre los 50's y los 60's, de ahí esa forma suya de dejarse llevar por el baile sin tener mucha conciencia de ello, pasándose el efecto en 'Breathe In Breathe Out', acelerada por el desconcierto de volver a ser persona y verse inmiscuido en una realidad que atañe fuzz a raudales, mostrándose como caballos desbocados que no paran de enseñar los dientes hasta que 'Scarabs' se digna a tomar parte en la encrucijada mental que encierran sus acordes y baquetazos, cambiando de tercio cuando le viene en gana, así como hace 'Pizza Flavoured Kisses', yéndose de madre al calzarse sombrero, botas altas y unos jeans cortos rotos en donde poder meter las manos, y así dedicarse a beber algo que supere las XXX de graduación, dejando que sus pensamientos se centren en el sonido de la gramola, la cual arroja hacia el mundo exterior 'Mirages', al tiempo que se levanta de la barra y encara la puerta de salida para volver de donde no había tenido que salir.