El primer EP de FAVX tiene el sentimiento especial de despedir a Marcos, con el que han contado de principio a fin para este álbum, y dar la bienvenida a bordo a Elena al son de unos temas mezclados entre lo bueno conocido y lo mejor por conocer, abriéndose paso 'The Dancer' a través de una marea de ruido daltónico y un discurso de Daniel a lo Joe Galarraga (Big Ups) que habla de labios, labios que saben a cigarrillo, de un sonido con el que perdieron la fe y de que sus propios monstruos se empiezan a hacer visibles, momento en el que la cosa se pone tensa y categoriza de una forma agresiva con eso de que el 'punk es la muerte, y no quiero ser parte de ello porque prefiero sangrar a creer' lo que es FAVX, estallando tras ello una ciclogénesis de alevosía fuzz, garage y noise, donde incluso a Show Me The Body y Girl Band les corroe la sangre por los oídos, al tiempo que sus cuellos terminan de romperse por la electricidad cortante de Royal Blood en la archiconocida 'Fireking', lo que ataca a las cuerdas vocales, a medias entre las altas frecuencias y lo lascivo, volviendo a su guerra instrumental estilística entre mensajes que rozan los mismos niveles de presión, captados al unísono por la alarma avisadora del peligro que se avecina con la inocente 'Flowers Of The West', teniéndose que decidir entre la calma instrumental o la tempestad grungera, y aunque aquí el micrófono se decantan por lo primero, la guitarra del propio Daniel, el bajo de Marcos y la batería de Nico, optan como se preveía por la suciedad, lo que provoca un cambio de tercio vocal que acaba trayendo a unos implícitos Nirvana y So Pitted.
'Vanilla' aboga por una mimetización en Sleaford Mods para el discurso, rallando las cuerdas en dúo para conseguir unos riffs tétricos que intentan psicodelizar la carga de rabia mientras cuentan a su favor con la desconsideración de Ty Segall, poniéndose rockeros de la vieja escuela para bajar el ritmo desfasado que 'It's Gone' se niega a seguir, desangrándose su modelo en 'Born In The 90's', haciendo justicia a la década a la que representa, muriendo con ello sobre el escenario.