Bajo el nombre de ICH BIN N!NTENDO, Christian Skår Winther (guitarra y vocales), Magnus Skavhaug Nergaard (bajo) y Joakim Heibø Johansen (batería), se reinventan para presentar su álbum debut, "Lykke", entendiendo los tiempos que corren en base a rock hardeado por momentos, retazos de post-punk y no wave, e incluso garage lascivo, registros que anteriormente se acercaban a la improvisación más etérea del jazz, aunque nunca ha faltado en sus composiciones la arritmia y la animadversión por sus instrumentos, maltratados siempre a favor de un arte que tiene en los vocales punk de Christian su punto álgido en 'Body', abriéndose paso cual George Mitchell (Eagulls) ante la explosión de riffs controlada por ambas partes, creando un ruido caótico en el que el cerebro no sabe exactamente a quién atender a cada momento, rasgándose las cuerdas las vestiduras para empotrar entre la espada y la pared a 'Hyper Sensitive', con el sentimiento setentero por delante a la par que un toque de pose glam para embaucar hasta el principio de los 80's, rompiéndose la cordura gracias varios momentos que protagonizan Ought, de los que no se libra ni 'Growth', envenenamiento neandertal que se produce al querer cuadrar sí o sí todos los prolegómenos del tema durante el mismo, sin importar que éste pide a gritos una remodelación de los mismos a través de Joakim, implacable a la hora de poner un orden que nadie parece dispuesto a seguir.
'Looks' guarda las formas típicas de velatorio como si hubiera captado el mensaje que las baquetas lanzaban a diestro y siniestro anteriormente, aunque les dura poco, ya que su pasado estilístico toma las riendas de la no planificación para volcarse en recuperar su salvajismo ecuánime, y verse las caras con la locura debido a la longitud de tiempo de esta pesadilla, extendiéndose hasta 'Planes Are At Least Honest', decayendo su actitud decrépita a favor del pogo sistematizado, el cual huye de los hombros de la gente para centrarse en sus cuellos, desgañitándose hasta el pase de 'Social Asphalts', dulzura envenenada que utiliza el bajo para que toda la atención se centre en él, evitando así el pase lisérgico del resto, montando por ello en una cólera gratuita que tiñe de un rojo sangre el broche final al que el disco estaba supeditado.