Big Ups - Two Parts Together

Parece que fue ayer cuando "Before A Million Universes" (2016) apareció para asentar el estilo que los de Nueva York empezaron a recrear con "Eighteen Hours Of Static", sacando "Two Parts Together", via Exploding In Sound Records, a relucir nuevamente ese punk que una veces marca el camino que uno debe seguir, y otras, rompe sus propias reglas para abrazar el caos, con el que el tema que da título al disco abre, recreación de puro noise dantesco que se esfuma dejando a Joe solo ante el peligro y al micrófono, desapareciendo con él lo que en principio podía ser una nueva apertura de miras, volviendo a su calma instrumental de siempre, que pisa a fondo el acelerador de partículas para generar un stoner abrsador en las formas pero melancólico en su actitud, alejándose también de él para volver a su estado natural sin hacer demasiado ruido, el cual ya lleva de serie 'In The Shade', apolíticamente incorrecto gracias a las cuerdas, que tiran de fuzz como forma de boicotear su propio manifiesto, profiriendo un mensaje de violencia basado en Show Me The Body, donde las baquetas de Brendan se toman cada segundo disponible para aporrearlo y dejarlo noqueado, reviviendo de sus cenizas para actuar a contrapie cuando todos los daban por muertos.

Esta inconsciencia de dejarlos vagar libremente sin control, otora una suerte de sentimentalismo en 'Trying To Love', ya que aún actuando entre la oscuridad, la voz de Elana Ehrenberg hace que posen sus pies sobre el mismo suelo que FAVX, enervando Amar Lal  la situación gracias a una percusión, grabación de campo y Glockenspiel, que consiguen que Joe pierda la cabeza ante un tema que parece nuevo para ellos, y donde su Hulk punkiano hace acto de presencia aunque carece de espacio para ser tenido en cuenta, teniendo que emplearse Carlos y su bajo al máximo para que las aguas vuelvan a su cauce, poniendo sus miras en el bosque para alejarse de cualquier elemento y legitimar consigo mismo sobre todos los elementos que giran en torno a un amor al que todavía parecen no acostumbrarse, y del que 'PPP' reniega a toda costa, encauzando una revuelta que les hace poner encima de la mesa su ADN, prisión sonora que devuelve a Mr. Hyde al lugar que le corresponde, riéndose de lo que anteriormente eran consignas que podían hacerles cambiar, teniendo que entrar de oficio 'Tenmile' para apaciguar los ánimos, y decidir hacia dónde quieren sucumbir sus encantos.

La recreación de 'Fear' hace saltar la banca de las dudas con respecto a si los pasajes que han sucedido han sido un espejismo o si de verdad quieren dejar el rock y el punk de lado para afinar sus instrumentos, provocándoles su propia realidad una urticaria que deben sacar porque sino se puede convertir en úlcera, encontrando la armonía al juntar ambos pero sin abandonarse a su suerte, ligándolos con algo de psicodelia contemplativa que el violin de Brendan tritura en dos para protagonizar un corto de terror que llega a su fin con 'Tell Them', donde muestran las situaciones de sus más allegados, dando a entender que ello les hace perder la compostura, y al tratar de lidiar con este toro, que a veces tiene una resistencia que es difícil de ver, se ven obligados a tirar de hardcore incendiario, entonando 'Imaginary Dog Walker' una ristra de adjetivos que los definen, pero que si no están engordados con la instrumentación casi grunge con la que los argumentan, no tienen ningún sentido el enumerarlos, lo que supone una magnificación para todos y cada uno de los que se atrevan a poner el oído en este disco de medias naranjas disipadas.


📷 Montana Elliot