El huracán australiano Pinch Points es uno de los culpables de cambiar las reglas del juego y apuntar a un sonido que encierra rock en su base, pero mucha diversión juguetona en su superficie, con seguidores como Super Paradise, YUVEES, Dr Sure's Unusual Practice y Black Midi, haciéndoles la cobertura en la presentación de su álbum debut "Moving Parts", via Six Tonnes De Chair Records y Roolette Records, provocando 'Ouch !' que la gente baile y llene los primeros acordes de sudor, elevando el tono popero inicial en una seriedad disonante que les muestra como defensores de una causa encorsetada prácticamente a la instrumentalidad, cambiando 'Spelt Out' el discurso por el de un rock desorientado cuyos vocales imponen su lealtad sobre el deseo enrevesado de Lithics, cortijo constituido también por una lírica rebosante de felicidad, demasiado irónica para ser verdad, vendaval para contentar a los de arriba sin tener ellos que sentirlo en sus propias carnes, sufriendo 'Stranger Danger' la brutalidad emergente de Cocaine Piss, los cuales bailan sobre la tumba desperdigada de un roll de altas frecuencias embaucador, que se solidariza con el giro social de 'Lifetime Member' hacia los más desfavorecidos pero a la vez allegados a su causa, vertiendo su energía en buscar un desfase controlado que agote sus baterías y que no termina de encontrar esa especie de sueño americano suyo que finalmente queda entre bambalinas.
Una recarga espontánea centelleante de lo más selecto de los 50's seduce a 'Don't Want It', que no puede más que mover las caderas mientras la televisión de turno se empeña en mostrarnos Pulp Fiction, apretando las cuerdas los vocales para que esto se siga repitiendo una y otra vez, plegarias escuchadas por 'Shibboleth' pero con matices, ya que su sobriedad inicial se desmarca de la desventura de riffs machacados contrariados por aquello de verse arrastrados por una ola que finalmente accede al post-punk, rescatando por el camino a 'Stainless Steel', cuyas plegarias dan la gratitud necesaria a los bienaventurados que llevan todo este rato afreciendo su alma al diablo en este bucle infinito de esencia rockera, emoción que hace que se salga el disco de la aguja en 'Put Out', maniobra que seduce al bajo, el cual se encierra en un bucle que solo la lírica compretida con la sociedad y el feminismo logra arrancar de su infinidad, estallido moral que se aferra al minutaje de 'Ouch ! !', donde sus lenguas viperinas se calientan de modo que dejan su labia en casa y adoptan la variante de ser unos Sleaford Mods de la vida.