Help debería colapsar las listas de ventas con su EP debut homónimo, pero eso sería caer en las garras de un mainstream contraproducente para sus propias letras, las cuales muestran una idignación que se rodea de punk, hardcore, destellos garageros y noise, estrellas instrumentales que tienen su origen en Ryan Neighbors (guitarra, vocales), Boone Howard (bajo, vocales) y Bim Ditson (batería), que llevan en volandas al tema que da nombre al álbum con una distorsión que carga sus pilas a través de un stoner rock que saborea las mieles electrizantes de una lobreguez que cada vez va cogiendo un tono más nocturno, siendo el fogonazo lúminico de las guitarras en 'The Devil Is A Snake' un despertar maldito que tienta a Prayer Group a instruirse en su religión, abriendo las puertas de su propio infierno al entrar Ryan y Boone en auténtica comunión, juntando sus tonalidades para poner la aureola de fuego que necesitaba el tema, aumentando la frecuencia de su juego de riffs para irse acomodando a la materia oscura que se respira en 'Pennies On The Ground', que muestra en sus inicios la primera cara de su antecesora, pero dándole mayor protagonismo al micrófono, capaz de registrar el caos en primera persona, ese en modo atronador que se da a sus espaldas, hermanando a los estadounidenses con Modern Technology.
'Staying Awake' sigue con el pie en el acelerador, viniéndose más arriba si cabe cuando tras su paso se aprecia el rastro de sangre de Bad Breeding, causado por los disparos vertidos por la lírica y que recaen directamente en su instrumentación, volviéndola deseosa de venganza, lo que representa a la perfección a los ingleses, los cuales se toman la revancha, a su ritmo descordinado, en una 'Skeletons' que se nutre de la infancia dura, esa cuya culpa recae en la figura patriarcal del progenitor, en donde hacerse un hombre no es un reconocimiento sino una obligación, abriendo la puerta a que 'Class War Now' deje todo esto atrás, pero la vida, sobretodo en la juventud, a veces es tan puta que sigue machacándole a uno a pesar de todas las buenas intenciones que se tengan.