Juicebumps debutaron con el EP "Jelly" el año pasado siendo un trío, reconvertido este en cuarteto gracias a la suma de Spencer Owings a los mandos del sintetizador y la marimba, este último, instrumento de percusión, familia que también toca el reemplazo baterístico de Narsai, Nick Layne, continuando al frente Parker Richard a los vocales, guitarra y samples, con Luca McGrath encargándose del bajo y demás coros, presentando en su álbum debut, "Hello Pinky!", una sintonización, 'Scanner', con extractos de lo paranormal que se nos viene encima con los de San Francisco, exponiendo 'Wet Leather' que la misma va a constar de spank rock, post-punk e instrumentación robotizada, quedando el estallido punk para sus vocales, los cuales son la parte garagera cincuentona de 'Fraidy Cat', título que arroja una modosidad que queda vertida sobre un sonido cuya coraza es dura, pero aún así su interior deja traspasar sus maullidos más irracionales, como ocurre con 'Hairy World', donde estos también salen, aquí a través de un micrófono popalizado que pretende darle la vuelta a la tortilla a base de ladridos, pero su afabilidad es incompatible con ello, de ahí que 'Smalltalk' abandone su idea a la mitad y se centre en el spookwave, gozando de ello su imaginación espacial, esa que les lleva lo mismo al espacio exterior como a Transilvania.
'Wetboi' se pone en modo fitness para rebobinar hasta los 50's y los 60's y marcar Parker una época casi en solitario, visitando su show ferias mientras se baila cancán en los mejores Western Saloons hasta el amanecer, momento en el que la 'Alarm Clock' les despierta de su letargo y les hace volver al día de hoy, entregando a los The Wytches más desganados, incredulidad manifiesta en forma de mofa en 'Trash Crimes', de ahí que los vocales se le tiren un aire a los de Peterborough, pero el resto sea buscar la comedia a toda costa, algo que desaparece en 'Ants!', eso sí, a cambio de recuperar su personalidad más elocuente, donde es fácil dibujar a R.M.F.C. y a The Cool Greenhouse al tiempo que su rabia vocal vuelve a mutar, animalísticamente hablando, alcanzando personalidades varias que infectan al buen hacer instrumental de 'Seggy Meow Meow', por ello la propagación de un noise jazzístico que se conforma con cualquier elemento, por infantil que sea y por destruido que esté, no como 'c0mPut3r_p30pl3', que de la locura de Mr. Robot mezclada con el Donkey Kong más sexualizado no es capaz de salir, publicidad informática ochentera que convive a remolque en los mundos de 'Jumpy', accediendo finalmente al nivel de 'Asphalt Kiss' para tomarse un cóctel laserístico que lleve el ambiente a un nivel superior, llegando a ver por momentos incluso a Kim Gordon.
📷 Zachary de Guzmán