Aunque no nos hayamos dado cuenta, Natalie Hoffmann (NOTS) lleva cotejándonos un par de años con su proyecto alternativo Optik Sink, del cual ha dado buena cuenta a través de varias demos que tendrán su momento álgido cuando el 2 de Octubre vea la luz el álbum debut homónimo al nombre de la banda, y recalco banda, ya que este disco es una colaboración junto con el percusionista Ben Bauermeister (A55 Conducta), pero antes de que todo esto pase, el dúo presenta como punto de partida oficial 'Personified', ejecutando la formación una especie de devocore y egg punk sintéticos, con aires de grandeza hacia lo que es la formación madre de ella, que degeneran el tema a un post-punk viciado por una caja de ritmos y un teclado, ambos distributivos, capaces de llevar los vocales de ella hacia un lo-fi reverberado en el que se dibujan unos intentos que no consiguen llegar a donde otros si parecen llegar, retrato de la sociedad americana actual, y eso, unido a la velocidad del tema por encontrar un cambio ya, debilita a lo humanos frente a las máquinas, a las que, la versión inacabada de 'Vanishing Point', echa más leña al fuego, con una dominación extrema de las texturas electrónicas más tajantes del underground, aunque su viva voz palia dicho efecto con un autocontrol verdadero capaz de fulminar de un plumazo lo aquí escuchado, imponiéndose la parte de productor de él, la cual en 'Soft Quite Life' se vuelve a llevar por goleada, así que para que la tensión entre el humano y la máquina caiga del lado del primero, habrá que esperar algo menos de dos meses y como último recurso, siempre nos quedará la desconexión manual del cableado.