Si hay que hablar de empieces característicos, 'Taking Hits' también se lleva la palma con ese silbido Halloweenesco, apto para adornar de recelos el ambiente, lo que, acompasado de la voz rota de Chris, provoca un nuevo resurgir de Placebo, dudando así con 'Flipper' si ejercer cualquier buena voluntad por aquello del viento en contra perpetrado a trancas y a barrancas, pero sus rayos espaciales juegan a su favor, al tiempo que van abriéndose paso por un tema que líricamente, tiene ganas de reivindicarse, y así, arrastrando el tono vocal de su antecesora, logra cultivar, a base de riffs, un emblema que quiere llegar al fondo del asunto y no se va a conformar con menos, aunque hay que esperar hasta 'Stevie K' a que el fin del mundo venga marcado por una excitación desorbitada perpetrada a base de luces estroboscópicas que son el terror personificado.
Cuando la locura puede más que la razón, 'Room Context' oficializa un cambio que les deja al borde un colapso interpretativo en el que dudan sobre si dejar ser atrapados por la oscuridad o si ver la luz del día, conectando con un baile que más que 'Move', lo que presenta es una banda que corre, hacia delante, para paliar esa falta de hombría aldeana que les hace refugiarse con síntomas casi hardcore para así definir este viaje, y lo que queda de él, haciendo gala 'Clean (But Itchy)' de una destrucción masiva capaz de llevar a cabo una alianza futurísitca que se antepone a su estética rapera del Bronx, reluciendo ese golpe punk en corcondancia espiritual instrumental y vocal, volviendo de nuevo a sus referentes del pasado, donde 'New Curfew' reconoce elementos preconcebidos hirientes que dichos a la cara, causan un efecto mayor que ponerle a alguien una pistola en la cabeza, reforzándolo estilísticamente con aires de Kim Gordon, aunque el borde metálico del filo de su cuchillo sigue ahí para recordarles que no deben sobrepasar ciertos límites a la redonda, si no, su maquinaria estallará.