The Lipschitz

El lo-fi de "Pillow Face" y la reverberación de "Country Boy", ambos implementados a propósito, han dado los últimos dos años, un paso al frente en el estudio con la cassette "Lava", via Not Normal Tapes, donde la incomodidad sonora de Rachel Boswell (voz y batería) y de Daniel Brady Lynch (voz y guitarra), les llevan a un paraíso garagero entrecortante, por aquello de estar siempre en el límite de la saturación, en el que las reminiscencias estilísticas concuerdan en forma y situación con The Glücks, llamando a la puerta de Rats On Rafts, sin medias tintas, en la hipocresía post-punkiana que representa 'Brown Eyes', ya que el tema a no más tardar, pierde las formas clásicas y se encierra en unos riffs demoníacos, que junto con las baquetas, se convierten en un fuzz que buscan más el trato que el truco, todo lo contrario que el tema que da nombre al disco, que hace magia con los medios bajados para enrolarse en la causa de The Cool Grenhouse, cuya espacialidad queda vetada en pos del rock cincuentón de 'Nite Lime', cuyo divertimento es venerado en una pista de baile a rebosar que ejecuta su coreografía con faldas y a lo loco, como si 'Pinky Ring', 'Metro PCS' o 'Boys', no tuvieran en mejores cosas que pasar el rato, de ahí el cambio de registro en pos de un rock'n'roll de armas tomar que se refugia vocalmente en un punk sosegado que proclama más incluso cuando no dice nada, por mucho que los 70's intenten tirar de la manta.

El año pasado, el dúo de Chicago deshojó la margarita de nuevo con 'Computer Sun', donde el garage sigue presente, pero el tropicalismo causado alerta de un lavado de imagen que refleja un brillo que antes no estaba ahí, aunque los vocales siguen pecando de oscuridad, y es que no todo iba a ocurrir de la noche a la mañana, algo que atestigua 'Squabble', que echa de menos su pasado más reciente, de ahí que peque de psicodelia, rabia a la que todavía le quedan minutos para limpiar su alma de pompa revolucionaria.



📷  Alexa Viscius