El álbum debut de Spiritual Mafia, "Alfresco", via Anti Fade Records y Ever/Never Records, estaba, incomprensiblemente, fuera de mi radar, y eso que condensa dos de los elementos más carácterísticos del blog, post-punk y Australia, algo que 'Lunch' lleva en volandas con un toque irlandés y al 'Serafina' de Bambara, enredándose a través de una oscuridad que rezuma ganas de experimentación del tipo que sea, pero si es psicodélica mejor, elugubrando sus letras una receta culinaria basada en el compartir, aumentando con su aura de perplejidad, la paranoia fuzzera que finalmente acaba por envolverles, sacándoles unas 'Smiles' a sus miembros, Ben Mackie (Cuntz), Dom Mercuri (Cuntz), Albert Wolski (EXEK), Chris Stephenson (Spray Paint) y Billy Gardner (Ausmuteants), aunque desde fuera parezcan más que cabreados y que necesiten el tema como terapia mental para alcanzar su cenit, incrustado a fuego lento en 'Hybrid Animal', historia de amor de lírica peculiar en la que el tempo no sabe del todo como enfocarla, y es que los subidones se les pueden convertir en bajonazos cordales y viceversa, algo que tienen en cuenta cuando unos y otros llaman a su puerta insistentemente.
Para arriesgar ya está 'Body', que conjuga la razón con la religión, dejando que la segunda se adentre en Woodstock del 69 mientras el proceso es radiado desde la distancia, aunque con mano firme a la hora de dar por supuesto que ellos son el ser superior, mitología que puede con la modernidad espacial de 'Poolside', apoderándose de ellos el diablo cuando la desazón trata del amor, filtrándose sus riffs entre olas de lava que calientan la retribución rock, anclada en unos acordes básicos, que 'Bath Boy' destruye a cambio de que el bajo y la reverberación lleven la voz cantante de una guerra interna, la cual deja su mutación de lado cuando vuelve a sus principios de secano.
📷 Lewis Hodgson