A Place To Bury Strangers - Hologram EP

La reorganización de A Place To Bury Strangers lleva al dúo integrante de Ceremony East Coast, Sandra y John Fedowitz, a poner sus baquetas y bajo, respectivamente, al servicio de los vocales y la guitarra de su fundador, Oliver Ackermann, arrasando como un tornado de garage, fuzz, post-punk, psicodelia experimental, shoegaze y un largo etcétera, que se ve las caras en su EP debut, "Hologram", via DedStrange, sello del frontman, juntándose así de nuevo los sueños de la infancia de quienes ya compartieron tablas en Skywave, trasladando sus quehaceres a 'End Of The Night', donde el synth-rock se ve apremiado por una combustión de ruido cordal y vocales reverberizados, los cuales se colocan al frente, para que la sensación de psicodelia cave más hondo en el shoegaze escandalizado que se difumina a lo lejos, sobreponiéndose al servicio de vaivén estroboscópico que parece ralentizar la marcha endiabladamente, aunque esto ya es cosa de ese segundo envite, que mira más al nuevo día, aunque los vampiros siguen escondiéndose en la oscuridad de 'I Might Have', post-punk atronado por el espíritu bailable de los 60's, la carencia de prejuicios de los 70's y unos vocales enervados melancólicamente, cuyos fantasmas bucólicos acaban por enrarecer el ambiente.

'Playing The Part' ameniza la caída americanista que ondea la bandera cuando el dream-pop de DIIV asoma entre sus preferencias, algo que podría dar por terminado el capítulo 1 de esta aventura afrodisiaca, nada más lejos de la realidad cuando 'In My Hive' se pone a los mandos del álbum, volviendo al momento setentero por excelencia vivido anteriormente, y por ende, a la pista de baile, con unos movimientos engreidos que delatan ese histrionismo japonés capaz de escupir óxido nitroso cuando tunean su sonido, quejándose este por ello con un sufrimiento que no engaña tan siquiera a 'I Need You', pasto de unas llamas que incendian su momento vocal a lo Depeche Mode, donde sus sentimientos y sueños más profundos salen a flote a la par que se ven enturbiados, jugando con una dislexia que suena a banda sonora.


📷 Heather Bickford