Mitraille - Mitraille

El trío Mitraille debuta en largo homónimamente, via Belly Button Records y Ronny Rex, haciendo lo que mejor saben, dar caña y producir ruido, algo que también le pertenece al nuevo miembro de la banda, Rafael Valles Hilario, quien se pone a los mandos de la batería en detrimento de Liam Verherstraeten, cambio de cromos con el que 'No Probs' incluso incrementa su libido, deshojando el rock una distorsión cordal enajenada junto con un garage que trae la fiesta de nuevo a Bélgica, encarcelando así cualquier timidez que no rompa el hielo, acto de desvergüenza al que se suma 'House Paint Ad', tomando el fuzz por bandera en un tema que llama al pogo en reiteradas ocasiones, controlando los vocales el salvajismo que se le supone hasta que la instrumentación hace lo suyo y vuelta a empezar en 'The Lows', llave centralizada de una versión reverberada y lapidaria de ellos mismos, con Denis y Mathias poniendo el punk al servicio del micrófono, paradigma de una 'Dunno Why' que aparenta egg-punk, no siendo oro todo lo que reluce, ya que los corrillos que se forman a su alrededor, disfrutan que 'La Vida Es Un Carnaval', guiño que es lanzadera para que 'Iron Lung' someta a su antojo a la anarquía de la que presume, no habiendo 'No Place' para encender la chispa del roll y darse a la danza desenfrenada de la mano de Osees.

La oscuridad hace mella en 'Size Nineteen', apretando el lo-fi también para que se líe, cabalgando cuesta abajo y sin frenos, guitarra en mano, para marcarse un speech británico al que a 'Don't Belong' no podría importarle menos, pasando de ese veganismo que llega a las manos y suena a 'Humdrum Blues', punto de inflexión con el que vuelven a descarrilar por la pista de baile haciendo honor al estilismo de su título, empujando los solos para que la psicodelia sea de aúpa, formando así un conciliábulo sudoroso con el que 'White Pants' gira en un círculo vicioso de violencia del Nueva York de los 70's, movimientos que actúan como 'Downers' del estallido sectario que se les presuponía y que ha acabado por convertirlos en zombies de su propia sombra de ojos y headbangings.


📷 Achiel de Vlerk