Just Mustard - Heart Under

Descubrir a Just Mustard y verlos en directo años atrás, fue una experiencia única que ahora y. tras su concierto junto a Fontaines D.C. en la Razzmatazz, se expande con la publicación de su álbum debut para Partisan Records, "Heart Under", dedicándonos '23' un prólogo muy a lo Warpaint, en donde las cuerdas se encargan de cortar el ambiente y espesar el pop que se respira, alcanzando el nirvana con el shoegaze al que tan mal acostumbrados nos tienen, obra de los guitarristas David Noonan y Mete Kaylon, el bajista Rob Clarke y el batería Shane Maguire, elevándose delante de ellos Katie Ball al micrófono, cayendo al Upside Down de 'Still', industrialidad a lo Gilla Band que profesa un corte de venas narrado a altas frecuencias y cuyos antecedentes policiales reflejan la corrupción de su sonido, controlando el varapalo depresivo una 'I Am You' que muda de piel alternativamente en su propia oscuridad, al tiempo que sus fantasmas reproducen sus miedos con flashes que los llevan a una locura temprana, la cual se aleja por el horizonte de 'Seed' sin dar su último golpe, razonable al escuchar la réplica industrial con la que la intentan vencer, ópera prima que vocalmente le mira a los ojos a Braids.

La fuerza que reside en ellos les obliga a presentar sus canciones en base a una introducción, nudo y desenlace, desacomplejándose 'Blue Chalk' de todos ellos entre cantos de sirena a los que su bondad les va a jugar una mala pasada externa, momento en el que ríos de tinta negra hostigan con un techno casero que llama a las puertas del más allá, perdiendo la consciencia 'Early' abruptamente con este juego que apenas les da tragua, gritándole a los sentimientos como para desplazar esa carga que no terminan de quitarse de encima, que es justo donde reside su mayor potencial, a corazón abierto y con una 'Sore' que sangra abundantemente, haciendo de la tenebrosidad su mayor aliciente, clasicismo con el que pueden contar su versión y voltearla instrumentalmente como si de sus propios haters se trataran, seña de identidad que invoca a los 'Mirrors' en los que se observan lentamente hasta que la belleza se transforma en una deformidad conocida que es pura magnificencia, algo que emplean como carta de presentación de 'In Shade', violinizándose el noise con una configuración que le lleva a 'Rivers' a nadar por entre sus turbias aguas y apretar los dientes para señalizar con carteles de trip hop macerado en post-rock, el peligro que el quitento de Dundalk conlleva bajo su piel.


📷  Olof Grind