La presentación de Snõõper en largo, "Super Snõõper", via Third Man Records, es todo lo que uno espera de la banda, sexteto ahora, introduciendo el caos sonoro en una 'Stretching', a la cual prácticamente tiran de la cadena para cambiar de tercio, es decir, dejar el egg-punk para sintonizar con un synth-punk reverberado venido de otro planeta, decantándose por la primera pose 'Bed Bugs', con la que, gracias a la rapidez envenenada, decapitan varios altavoces y provocan un pogo al que el tráfico deriva en 'Pod', miscelánea en cursiva que agita aún más al respetable cuando toda la instrumentación se agolpa a la salida, diabolizando en sci-fi garagero las sobrecargas en las que el noise es apartado de golpe, guantazo en la cara que duele menos que practicar el 'Fitness' al que ni Blair, Connor, Cam, Happy, Ian o Sean, llegará jamás, aunque sobre el terreno de juego, llevan poderosamente al engaño, más todavía, cuando 'Powerball' se encumbra como la bebida isotónica revitalizante que les hace sacar ese pedacito de psicodelia que parecía que jamás iba a salir a la luz, pero que aquí está.
'Xerox' establece que, por mucho que estén a otro nivel, cualquier escenario sonoro es bueno para modificarlo, fuzzearlo y traérselo consigo en la maleta, que ya está 'Inventory' para escupirlo como un recogido de industrialidad y ruido, barbarie que es el culmen de una obra que se adecenta cuando 'Defect' se robotiza para hacernos creer que no son humanos y, aunque a veces da esa sensación, ellos mismos se encargan de volver a la tierra, aunque su vuelta muestra la influencia venida, ya sea de otros continentes aka 'Town Topic' o mundos de fantasía de la pequeña pantalla aka 'Music For Spies', con lo que casi los alumnos aventajan a Osees, maestros que obtienen todo su respeto, 'Microbe', pero Nashville es suyo, certificado aventajado que solo da la tierra fértil local de 'Unable', donde las cuerdas hablan por si mismas, demostrando así su abundancia y calidad, recogiendo los frutos una 'Running' post-punkiana, último palo de la baraja que les quedaba por tocar, así como encerrar en esas cuatro paredes claustrofóbicas suyas lo mental y la distorsión, jugando ambas el papel de sus vidas.
📷 Monica Murray