Naked Lungs - Doomscroll

Por fin ve la luz el álbum debut de Naked Lungs, "Doomscroll", y lo hace sacando más a florecer, si cabe, todas las bondades industriales que ya conocíamos, presentándose 'Gack' con dicho estilismo a la irlandesa, incluso más claustrofóbico si cabe que sus bandas afines, extrayendo sus atributos mentales como veracidad puesta al servicio de la decadencia sonora que Tom Brady (voz), Andrew Connaughton (guitarra), Ryan Mortell (bajo) y Matthew Pyper (batería), muestran en su arduo camino de distorsión, también en la 'Second Song', la cual se toma la justicia por las manos de sus miembros, repitiendo los mismos patrones enjuiciados que se producen en Arkham y sus alrededores como preguntas sin respuestas, maniatadas estas por la sublevación del miedo infundido, sin discernir quien es el diablo y el ángel, corriendo 'River (Down)' para apuntalar el fuzz adicto a los opiáceos de acuerdo al control curativo de una locura transitoria que no da tregua, elevando los riffs su intensidad para obligar al resto a estar a su nivel, exteriorizando 'Relentless' su perturbación onírica correlativa a Gilla Band y derivados, mientras señala en el calendario el día del juicio final, poetizado y romantizado a partes iguales, excediéndose su estigmatizada furia para ser llevada al infierno y convertirse en la punta de lanza de su propuesta.

La extravagancia de 'Shell' está supeditada a la tensión baterística que regenta la excepción que confirma la regla, manifestándose en forma de balada dramática cuyo envoltorio lujurioso, basa su potencial en el ímpetu de la lírica, quedando definido pictóricamente como un Basquiat cuyos cortes cromáticos corroboran los pensamientos depresivos de orgullo metalero que quedan sin respiración a 'Outcome', la calma después de una tormenta que todavía busca su lugar, volviendo esta en forma de rayadura cordal, emancipada de cualquier sentimentalismo, lo que la equipara a la 'Pressure' de esa fábrica que escupe metal, más que hardcore, reverberado y lo-fístico a todo trapo, inflingiendo terror a su paso hasta que 'Database' responde con una ofuscación (de)liberada y empadronada en una claustrofobia clandestina de fuegos artificiales y caos infernal, desatando con ello que el coco grungero visite 'The Garden' como amigo de Green Day que se asoma como sujetavelas de la acción, llevándose los 'Boo Boo' del público, algo que exhiben como recursos de un estilo en el que sus penas son las encargadas de apagar la luz al salir.


📷 Nicholas O’Donnell