Por si no habían tirado suficiente beef, 'Spirit Bomber' desempolva el sentido noventero en toda su extensión, además de dotarlo de momentos quasi 8-bits, siendo la nostalgia el punto benigno de una historia destinada a 'Death Lurking', aracnofobia inexpresiva por aquello de mantener la calma, aunque tirando de filtrado vocal para quitársela de encima y así volver a un estado natural en el que la provocación y la ira comandan su mundo, tomando la oscuridad como referencia en ese activo llamado 'Milky Max', en el que, sin despejarse el cielo, su influencia paranoica se encuentra inalterada, no sacándoles de ese estado ningún 'Sermon', pese a que este les hace poner el puño en alto y proclamar a los cuatro vientos aquello de 'I'm Alive', al igual que 'My Wife And The Goblin', este último el culpable de todas las alucinaciones vertidas, con y sin sobrecargas sonoras, una forma de elevarse a los cielos de 'In The Wawa (Convinced I Am God)', cuyo pronóstico reservado de un irrintzi endiablado purificado es ese 'Toxin Dodger' que nadie se esperaba, pero que, una vez está presente, ya no puedes vivir sin él.
📷 Justin Villar