El álbum debut de
Neighbours Burning Neighbours,
"Burning Neighbours", también es el último de la banda tal y como la conocemos, ya que sin esperarlo,
Alicia ha indicado que abandona el barco, de ahí que cualquier fan suyo tenga que disfrutar más todavía de su amalgama de post-punk y distorsiones, las cuales captan la atención de otros estilos, inflitrándose el post-rock entre los primeros riffs matadores de
'Trans Youth', donde el bajo potencia las ganas de destrucción del cuarteto, un espejismo que se apaga por momentos para arremeter con más fuerza en su retorno, jugando en esos tiempos muertos con el subconsciente de aquellos redactores impostores con los que se reconocen en directo, provocando alucinaciones varias que coquetean con ese suicidio musical comparable al que la cantante y guitarrista deje 'su' proyecto, todo ello sin lamentaciones y con una sonrisa bajinal final con la que dan pie a
'Familiar Place', provocaciones deformadas a su antojo, donde unos y otros, dejan planear con sus instrumentos una venganza familiar que les arrastra por un barro de estridencias marginales, el cual no pueden quitarse de encima ni a propósito, entrando en su colmena de ruido de abeja donde la miel ya está en su punto y así hacer bueno aquello de
'Always Winning', dream-pop de anunciamiento redentor en el que el tiempo pasa todo lo lentamente que ellos quieren, de ahí que las baquetas azoten su dinámica estructural, haciendo temblar los cimientos en una línea temporal alternativa a la de cualquier humano, incluida la de sus
'Friends', para siempre a pesar de las marejadas a las que tengan que enfrentarse, rodeándose de ellos como el picante que instrumentalmente pone cada uno, acetato sódico de redundancia superlativa, oscurantismo perturbante y radiaciones porosas de sus sentimientos.
'Neil Young' es el referente de un escrutinio quasi electrónico que está puesto para ponerlo todo patas arriba, pasando por IDLES hasta llegar a Gil Scott-Heron y el single que Jamie xx llevó estrellato, 'New York Is Killing Me', ejecutando los de Rotterdam una revisión del himno (inter)generacional de tal forma que, emplean a fondo ese bendito fuzz de pedalería ardiente en tequila, que da lugar a la 'Catharsis' del álbum, hardcore en bruto dominado por un alma negra que lo lleva en volandas por una cordialidad de altas frecuencias a la que no le importa bajar a los bajos fondos del noise, locura que les deja secos a las puertas de 'Hesitate', balada que (re)toma la confianza, la hace bailar y la escupe a los brazos de una disonancia utópica, alterando su ADN por el efecto 'Cotton Brain', claudicación que se envalentona de manera majestuosa para poner los puntos sobre las íes, cocinando a fuego lento una erupción que le pone cerebro a la situación, movimento intransigente con lo que son sus valores, de ahí el calentamiento global que se produce en el estudio y su consecuente enfriamiento sonoro, el inteludio 'CMU-1', respiro que no hace más que abrir las puertas de 'Cheer Me Up', bendito infierno que juega con las sombras del día a día y el cual toma la caída como un territorio conocido al que también debe enfrentarse 'Get Back Up', asomando aquí un rock que necesita la doble lectura de sus cuerdas, un manjar a disfrutar con las mismas prisas que ofrecen ellos, ninguna.
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Lot B