Sin movernos de Rotterdam en el día de hoy, otros que debutan en largo son Tramhaus, con "The First Exit" publicado a través de Subroutine Records y haciendo que entremos en calor con 'The Cause' de todos sus bienes, esa mezcla de garage, fuzz y diversión total, que protagonizan Lukas Jansen (voz), Nadya van Osnabrugge (guitarra), Micha Zaat (guitarra), Julia Vroegh (bajo) y Jim Luiten (batería), radicalizándose cuando el micrófono entra en resonancia con la instrumentación, combustión cooperativa que da lugar a un momento quasi religioso, como si estuvieran de penitencia en Arminius, saliendo de su ser el punk que llevan dentro, cayendo extasiados a los pies de 'Once Again' cuando sacan las letras prohibidas de su lírica, mientras una balada de post-punk las ondea violentamente hacia su voluntad de volver a sus orígenes, nada que 'Beech' no sepa ya, así que espera su momento para que el noise que genera, actúe en consecuencia llevado en volandas por la mecha corta de ese diablo que alberga su equipamiento sónico.
'A Necessity' catapulta el álbum a un espacio exterior que pretende tomar la alternativa mientras esparce su letanía en una pista de baile abarrotada, en donde esperan que la sangre se concentre en el mosh pit en el que degenera todo, forma de comunicación filosófica basada en los 'Semiotics', tomando sus signos como señales de que algo no va bien en esta sociedad, provocándoles espasmo cerebrales congeniados con un post-punk que se olvida del principio de los 80's para quedarse en el final de los 70's, venerando 'Worthwhile' que ello sea así, gracias a dejar que el grunge nirvanero los catapulte a una oscuridad infinita, jugando mentalmente con la parte consciente y subconsciente de los pensamientos, haciéndose los amos de unas directrices que en 'The Big Blowout' corresponden a un rock clásico, pero del que dan buena cuenta al añadir unos ramalazos al estilo Big Ups que entregan toda la potencia para que el headbanging esté a la orden de la marejada que se viene encima, ahogando 'Ffleur Hari' las penas en un alcohol que provoca efectos alucinógenos y psicóticos en su forma de tocar, dislocando caderas con una fuerza excesiva para declarar su enajenación, lo que termina de encender a 'Past Me', locutando radiofónicamente recuerdos a un pasado borroso de resaca superlativa, que coloca su pesada reverberación al frente de las distorsiones, manteniendo una agitada conversación entre ambos hasta que estas toman la última palabra.
📷 Elmo Taihitu