El silencio de Just Mustard se vuelve música en su nuevo álbum, "WE WERE JUST HERE", via Partisan Records, mostrando los elegidos del post-punk y la no wave, un mundo paralelo bien trip hopeado, en el que se respiran tensiones terrenales y espirituales, que en su subconsciente, significa librar una batalla de ruido incondicional capaz de nublar la mente del más cuerdo, manifestando el juego de la guija en un muro de ruido catatónico, el cual navega por aguas turbulentas para honrar a unos My Bloody Valentine osadamente encerrados de forma claustrofóbica en sus pensamientos, en los que se alojan esas idas y venidas cordales que cortan la piel y vuelven todo de un rojo sangriento animado que transcurre por los terrenos maquiavélicos de t.A.T.u., provocando no solo un desprendimiento de la melodía tremebunda de sus vestiduras, sino que las rasgan y las echan al fuego, quedando un rastro negruzco que sigue latiendo con la pureza de la lírica, cuya voz orquestal baja a la tierra para hacerse humana, una autodestrucción de todo lo que Björk haya podido crear hasta ahora, lo que supone seguir remando a contracorriente de lo establecido, al tiempo que crean una historia que se saborea más en un entorno de agotamiento social, el perfecto biopic del fin del mundo llevado a la máxima expresión del viaje pedagógico de sus catástrofes.
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